Modernismo catalán , la enciclopedia libre

Ramón Casas y Pere Romeu en un tándem, exhibido en Els Quatre Gats.
Decoración de la Farmacia Bolós.
Interior del Palacio de la Música Catalana.
Templo Expiatorio de la Sagrada Familia.
Detalle de la Casa Granell.
Anís del Mono, un hito del diseño en España. El tallado de la botella y la etiqueta (alusiva al darwinismo, de Ramón Casas) siguen haciéndola muy conocida. El despacho de la calle Fernando VII n.º 30 (Salvador Alarma, 1905) fue premiado por el Ayuntamiento de Barcelona.

El modernismo catalán (modernisme català en catalán) es la denominación historiográfica de un estilo principalmente arquitectónico, aunque también se desarrolla en las otras artes plásticas (pintura y escultura), y sobre todo en el diseño y las artes decorativas, que reciben una especial atención. Aunque es parte de una corriente general que surge en toda Europa (denominada en cada país como modernismo, art nouveau, Jugendstil, sezession, etc.), en España el modernismo tuvo varias familias e interpretaciones: modernismo madrileño, modernismo melillense, modernismo de Alcoy, modernismo valenciano y modernismo catalán. El modernismo catalán se desarrolló en Cataluña, donde adquiere una personalidad propia y diferenciada. Su denominación geográfica se debe a su particular relación con Cataluña y principalmente con la ciudad de Barcelona, que estaban intensificando sus características diferenciales dentro de la cultura española por razones ideológicas y socioeconómicas, tras el resurgimiento de la cultura catalana denominado «Renaixença» y en el contexto de un espectacular desarrollo urbano e industrial. De manos de arquitectos catalanes, este estilo tiene sin embargo notables realizaciones en ciudades como Cartagena, Carcagente, Comillas, Novelda, Astorga, Melilla o León y se ubica cronológicamente a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX; teniendo como hitos significativos la Exposición Universal de Barcelona (1888) y la Exposición Internacional de Barcelona (1929).[1]

Los pintores modernistas catalanes (Ramón Casas, Santiago Rusiñol, Aleix Clapés, Joaquim Sunyer, Hermenegildo Anglada Camarasa, Juan Brull, Ricard Canals, Javier Gosé, Josep Maria Sert, Miguel Utrillo, etc), muy conectados con la vanguardia de París, tuvieron en la taberna Els Quatre Gats su lugar de reunión. Del grupo salió Pablo Picasso.

Los arquitectos modernistas catalanes (Elías Rogent, Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch, Enric Sagnier, Juan Rubió, Josep Maria Jujol) desarrollaron un lenguaje propio, del que partió Antoni Gaudí para desarrollar su particular universo artístico, muy personal.[2]​ Actualmente, muchas de estas obras modernistas se encuentran expuestas en museos catalanes como el Museo del Modernismo Catalán[3]​ o el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

Historia[editar]

A finales del siglo XIX surgen en Europa tendencias arquitectónicas que rompen con los criterios tradicionales y buscan nuevas formas de edificar con miras al siglo XX, que dan gran relevancia a la estética. Este movimiento es consecuencia de la Revolución industrial, que ha ido arraigando en los diversos países, y de los avances derivados de ella, como la electricidad, el ferrocarril y la máquina de vapor, que han cambiado por entero la forma de vivir de la población y han originado un crecimiento de las ciudades, en las que se han ido estableciendo industrias que regentan un número creciente de burgueses. El modernismo es, pues, un estilo urbano y burgués.

Características[editar]

El modernismo rechaza el estilo poco atractivo de la arquitectura industrial de la primera mitad del siglo XIX, y desarrolla nuevos conceptos arquitectónicos basados en la naturaleza, que consisten en los materiales de construcción que se emplean, en las formas de los edificios y en las figuras de sus fachadas. Los arquitectos y sus escultores colocan en el exterior de los edificios pájaros, mariposas, hojas y flores a modo de elementos decorativos, ya sea como figuras adosadas o como adorno de la piedra o cerámica. También se colocan figuras de tamaño mayor, animales fabulosos o personas, y en las cornisas elementos de cerámica de color. Las ventanas y los balcones disponen de rejas de hierro forjado, que son labradas artísticamente y contienen motivos inspirados en la naturaleza.[4]

El desarrollo del modernismo es fomentado en Cataluña por la burguesía, que se siente catalana y es culta y sensible al arte. Esta burguesía ve en esta nueva arquitectura la manera de satisfacer sus ansias de modernización, de expresar su identidad catalana, y de poner de manifiesto de manera discreta su riqueza y su distinción.

Fueron más de 100 arquitectos los que realizaron edificios de estilo modernista catalán, destacando entre ellos sobre todo tres: Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch.

Algunas de las obras del Modernismo catalán han sido catalogadas por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad:

El modernismo catalán expandió su influencia en otras zonas de España, que como Cataluña, vivieron un gran desarrollo económico a principios del siglo XX. Destaca en este sentido el modernismo en Cartagena, fundamentalmente por obra del arquitecto catalán Víctor Beltrí.

Maqueta funicular de la iglesia de la colonia Güell usada por Gaudí.

Industria, uso material e innovaciones estructurales[editar]

Para explicar el porqué de las formas dinámicas y rupturistas que se utilizan en las diversas ramas del arte catalán, es importante asociarlo con los avances de la industrialización y con el cambio de mentalidad que estaban atravesando las personas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Esas diferencias en el pensar y accionar, estaban siendo materializadas a través de la arquitectura, la pintura, la escritura y otras ramas del arte. Gaudí, gran referente del modernismo catalán, comenzó a innovar en cuanto a la morfología y estructura de su arquitectura. De esta forma, se empezó a observar y habitar nuevas formas arquitectónicas y espacialidades interiores. Se sabía que la geometría óptima para un arco que solo sujeta su propio peso es la de una catenaria invertida (descubierto por Hooke en el siglo XVII) pero seguía utilizándose el arco de medio punto. Gaudí fue uno de los primeros occidentales en usar catenarias en sus obras, además dicha forma demandaba menos material y le servía para los remates de los edificios.

La industrialización tuvo un papel importante en el desarrollo del modernismo en los diversos países (Jugendstil, Art Nouveau, etc.).  Se comenzó a darle mayor importancia al diseño de los productos que nos rodean en la cotidianeidad. Y con esto se buscó que dichos objetos estén al alcance de cualquier persona, cosa que fue difícil por el hecho de limitarse al uso de la tecnología disponible. Se agregaron novedades derivadas de la revolución industrial, aún en proceso de expansión, el mundo avanzaba a una velocidad nunca antes vista. El contexto estuvo marcado por grandes hechos que revolucionaron el mundo: el fonógrafo, el automóvil, el gramófono, el cinematógrafo, el avión y toda clase de maquinarias. Los artistas y diseñadores  valoraron las técnicas disponibles de la época, como por ejemplo, la reproducción mecánica, la litografía y el cartelismo.

Cúpula del Palacio Güell (paraboloide de revolución).

Los arquitectos aprovecharon los materiales nuevos y reconvirtieron el uso de los ya conocidos. Algunos comunes en el modernismo fueron el hierro (muy presente en diversas obras, dejando la herrería al descubierto), la cerámica, el vidrio, los cristales, la madera, el yeso, la piedra, los ladrillos y la pintura entre otros, también se reintegró la escultura a la arquitectura como una de sus principales cualidades. Se comienza a trabajar los materiales de manera más rentable, distribuyéndolos de modo más práctico. Los progresos de la ciencia permiten utilizar todos estos materiales del modo más conveniente y medir su resistencia. La difusión del espíritu científico y la aspiración de los arquitectos a verificar los límites de empleo de los materiales y sistemas tradicionales de construcción, estimulan distintas investigaciones experimentales. La búsqueda científica trabaja, por otra parte, en la técnica de la construcción, modificando los instrumentos que han de servir para proyectar. Las dos principales innovaciones tienen su origen en Francia: la invención de la geometría descriptiva y la introducción del sistema métrico decimal.[7][8][9]

Influencias[editar]

En toda Europa, la disponibilidad de tecnología y materiales en el siglo XIX abrió nuevos caminos a la arquitectura catalana. Entre ellos, se profundizó la investigación de constructores y arquitectos, para lograr la estabilidad de los componentes metálicos estructurales delgados utilizando los recursos de construcción de la mampostería tradicional.

Además de dar estabilidad al conjunto de la estructura frente a los esfuerzos horizontales, los muros de mampostería soportarán otra carga importante: el carácter, que es la base de la arquitectura del siglo XIX, vinculándose su función y contexto urbano.

Castillo de los Tres Dragones. Lluís Domènech i Montaner

Entre los arquitectos europeos de finales del siglo XIX habría muchas reflexiones encaminadas a comprender las estructuras góticas, pregonadas por Viollet-le-Duc como ejemplo de diseño estructural metálico incorporando elementos de mampostería. De esta manera comenzaron a surgir nuevas propuestas sobre las formas en las que utilizar el hierro en la arquitectura.

Así, por ejemplo, aparece el proyecto de fin de carrera de Josep Puig i Cadafalch que proyecta la sombra de Viollet. Este consiste en un arco suspendido de la catenaria, donde distribuye uniformemente el peso. Entre otros detalles estructurales, se encuentra una búsqueda del hierro como forma plástica. El carácter del proyecto viene determinado por la forma y los materiales de la estructura, como el Castillo de los Tres Dragones para la Exposición de Barcelona de 1888, obra de Lluís Doménech i Montaner.[10]

Viollet-le-duc destaca que el hierro es ideal para lograr la combinación de estabilidad y espacio, y que es posible hacer uso de los materiales tradicionales explotando las propiedades que éstos tienen.[11]​ Esto resonó entre numerosos arquitectos que buscaban implementar técnicas locales tradicionales en busca de una arquitectura propia.

Casa Batlló, Barcelona.

Véase también[editar]

Interior de Casa Milá.

Referencias[editar]

  1. Eduardo Mendoza y Cristina Mendoza, Barcelona modernista, Seix Barral, 2003, ISBN 84-322-1161-3.
  2. Arquitectura modernista en Cataluña
  3. «Entradas – Gothsland Galeria d'Art». Consultado el 27 de octubre de 2021. 
  4. «Modernismo Catalán». Consultado el 14 de marzo de 2017. 
  5. http://whc.unesco.org/es/list/804/multiple=1&unique_number=950 Lista Oficial de la UNESCO del sitio "Palacio de la Música Catalana y Hospital de San Pablo, Barcelona" (1997)
  6. http://whc.unesco.org/es/list/320/multiple=1&unique_number=364 Lista Oficial de la UNESCO del sitio "Trabajos de Antoni Gaudí" (1994, 2005)
  7. Benevolo, Leonardo (1999). Historia de la arquitectura moderna. Gustavo Gili. 
  8. Frampton, Kenneth (2009). Historia crítica de la arquitectura moderna. Gustavo Gili. 
  9. Cirlot, Juan Eduardo (2002). Gaudí. Una introducción a su arquitectura. Triangle Postals. 
  10. Silva, Mónica (2007). «Estabilidad y carácter complementarios: Estructuras metálicas y albañilería en la arquitectura del modernismo catalán». Actas del Quinto Congreso Nacional de Historia de la Construcción. 
  11. Viollet-le-Duc, Eugène Emmanuel (1877). Lectures on architecture (Vol. 1). 

Enlaces externos[editar]