Neoliberalismo en el Perú , la enciclopedia libre

Hernando de Soto en una entrega de títulos de propiedad. La formalización de propiedades es una de las posturas ofrecidas por el neoliberalismo en el país.

El neoliberalismo en el Perú (a veces referido localmente como «neoliberalismo criollo»)[1][2]​ entró en el panorama político de ese país a finales de los años 1980.[3][4]​ Tuvo su punto de inflexión en la década de 1990 con la implementación del Fujishock, un conjunto de medidas económicas drásticas auspiciadas por el Gobierno estadounidense (consenso de Washington), y con la promulgación de la Constitución política de 1993, con fuerte influencia neoliberal,[5]​ que convirtió al Estado peruano en uno mayormente empresarial, generadora de bienes, una situación que entra en contraste con otros países de América Latina.[6]​ Este aspecto se acentuó durante el periodo de mayor crecimiento económico por el auge de las materias primas entre 2003 y 2013.[7]

Impulsada por Hernando de Soto, principal responsable de dotar una ideología política a los ejecutivos del país en los años 1980,[8]​ es una de las corrientes que permaneció vigente en esa región, debido a que no ha sido cuestionada.[9]​ Cuenta el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo (en el conocido consenso de Washington)[10]​ y empresas transnacionales.[11]​ También, dispone del apoyo de la clase social en la costa peruana,[12]​ con diferencias entre de la clase media.[13]​ Como resultado, se estableció una élite económica que controla los sectores financieros, exportadores y de comunicaciones, los cuales son los factores determinantes en el extraoficial Consenso de Lima.[14]

A pesar de su nombre, la corriente del neoliberalismo llevó posturas conservadoras, al menos cuando asumió Alberto Fujimori, por lo que se diferencia con las liberales del siglo XXI por oponerse a una democracia plena.[15][16][17][18]​ Sus partidarios promueven medidas económicas como la desregulación y la privatización, incluyendo la eliminación de los programas sociales.[19]​ Dicho modelo proporcionó al país en alcanzar la estabilidad económica a costas de una desigualdad social;[20][21]​ con una restricción evidente de la expresión en los sectores populares, que incluye a los indígenas.[22]

Desarrollo del neoliberalismo

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Antecedentes

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La economía liberal en el país surgió de la idea José Manuel Rodríguez, un congresista que representó la primera generación de economistas del Perú (finales del siglo XIX). Rodríguez formuló una política fiscal para intervenir en el control de capitales.[23]​ En la Segunda Guerra Mundial (a mediados del siglo XX), el entonces ministro Pedro Beltrán Espantoso (educado en la Escuela de Economía de Londres) aplicó las primeras medidas de libre economía durante el segundo gobierno de Manuel Prado Ugarteche.[24]​ Beltrán, quien difundió sus planes en el diario La Prensa,[25]​ llevó a cabo medidas de ajuste y pidió préstamos al Fondo Monetario Internacional (FMI).[24]​ Perú fue uno de los primeros países de América Latina en tener acuerdos con el FMI.[26]

Durante el mandato de Manuel Odría, se flexibilizó la economía y la inversión extranjera creció considerablemente.[27]​ Sin embargo, para los siguientes años la inversión nacional se fue reduciendo hasta alcanzar su nivel más bajo en Latinoamérica antes de 1968, según Ernesto Álvarez Miranda.[28]​ En aquel entonces, una invisibilizada clase media se unió a grupos oligárquicos para fortalecer su estatus social, en lugar de afianzarse con grupos con ideas populistas.[29]

A finales de la década de 1960, el gobierno de Juan Velasco Alvarado buscó unificar la participación social,[30]​ en la que se fomentaba la primacía del capital nacional sobre el extranjero. Los militares controlaron el poder económico de la oligarquía y, en menor medida, de la clase media.[31]​ Sin embargo, el enfoque populista fue revertido por el gobierno sucesor de Francisco Morales Bermúdez, quien volvió a aplicar medidas de ajuste y eliminó el apoyo estatal a los trabajadores.[32]

En la administración de Francisco Morales, se aplicó el Plan Túpac Amaru, un hito en el avance neoliberal de los años 1970 y que habría permitido la diversificación de los empresarios.[33]​ El historiador Henry Pease afirmó que el Estado había entrado en una economía social de mercado con la Constitución de 1979, modelo formulado por el Partido Popular Cristiano (PPC).[34]​ Según Jürgen Schuldt, el PPC tuvo un plan de gobierno desarrollado por especialistas con la finalidad de establecer un «pensamiento económico neo-liberal en el país».[35]

En la primera mitad de los años 1980, Manuel Ulloa aplicó una nueva versión de economía liberal para hacer frente a la crisis monetaria. Ulloa, que integró el segundo gobierno de Fernando Belaúnde, propuso la eliminación del control de precios y la limitación de los subsidios para la clase pobre mediante un sistema de entrega de cupones. Inspirado en el plan de Estados Unidos, este sistema no consiguió el resultado esperado.[36]​ Adicionalmente, se planteó la privatización de empresas y la reforma del sistema tributario, pero estas medidas no fueron satisfactorias.[37]​ El equipo encargado del plan de Ulloa se desmanteló en 1984.[4]

En 1986, el primer gobierno de Alan García revirtió el plan de Ulloa y recurrió a medidas socialistas para paliar la pobreza,[38]​ como el uso de recursos acumulados del gobierno para financiar el consumo y las importaciones del país.[39]​ Sin embargo, la falta de planificación del Estado ante la escasez de sus reservas y los intentos fallidos de estimular la inversión privada, acompañados del crecimiento de la inflación,[40]​ entorpecieron el rendimiento de la administración pública del país.[41]​ Una de las mayores controversias fue la estatización de 33 instituciones bancarias y financieras, lo que dio origen a la banca paralela (informal).[42]​ En consecuencia, el mandato de Alan García convirtió a Perú en un Estado paria en el sector financiero.[43]​ Al mismo tiempo, los empresarios que habían depositado en Alan García como una alternativa a Belaúnde Terry se decepcionaron con el control bancario y los conflictos con las autoridades centrales.[44]

Implementación

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Fujimori implementó medidas de choque económico en los primeros años de su mandato, entre 1990 y 1991, con la adopción del Consenso de Washington.[45][46]​ Las medidas incluyen también la reversión de la estatización de la banca.[42]​ Con el autogolpe de 1992 y aprovechando su breve periodo como gobernante de facto a través de un régimen represivo, promulgó la Constitución de 1993, con una marcada influencia neoliberal. Fujimori y sus allegados preveían haber terminado totalmente con la participación del Estado para 1998,[47]​ pero no fue posible por la crisis económica de 1998 que afectó a varios países del Sudeste Asiático y a problemas internos dentro del país, entre ellos la oposición política contra Fujimori.[48]

Durante la implementación neoliberal, en 1994 se creó el Instituto Peruano de Economía (IPE). Esta institución se encargó de proporcionar apoyo técnico e intelectual al Ministerio de Economía y Finanzas.[49]

Desarrollo del proyecto neoliberal durante los años 1990

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El economista Hernando de Soto fundó una de las primeras organizaciones neoliberales en América Latina, el Instituto para la Libertad y la Democracia (ILD). Soto comenzó a recibir asistencia del Centro para la Empresa Privada Internacional (CEPI), una organización de la Fundación Nacional para la Democracia (NED) bajo la administración estadounidense de Ronald Reagan, para promover las libertades económicas.[50][51]​ Entre 1988 y 1995, Soto y el ILD participaron en cuatrocientas iniciativas, leyes y reglamentos que modificaron significativamente el sistema económico del Perú.[52]​ Además, Soto promovió la entrega de los títulos de propiedad a los sectores populares.[53]

Durante el fujimorato, de Soto asesoró al régimen y contribuyó a consolidar el sistema económico neoliberal, respaldado por la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep).[54]​ Esta última organización se encargó de convencer a los inversionistas que se desilusionaron por las medidas económicas del primer gobierno de Alan García.[54]

El régimen se centró en objetivos de estabilización (el Fujishock), en reformas a favor del mercado y en la inserción del Perú en el circuito financiero.[55]​ No obstante, su estrategia fue objeto de controversia, como la supuesta adopción del Plan Verde y las semejanzas con el gobierno de Manuel Odría.[56]​ En el juicio de 2009, Fujimori argumentó que sus medidas fueron necesarias para evitar que el Perú se convirtiera en un país paria en el ámbito financiero.[57]

Al mismo tiempo, se tomaron medidas como el relanzamiento del sol, la moneda histórica, y las privatizaciones (desde 1991).[58]​ Solo sobrevivieron unas pocas empresas estatales que no se vendieron ni se arrendaron del todo a particulares, como fue el caso del Banco de la Nación[59]​ y los servicios básicos. Algunas empresas pasarían a formar parte del Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado, fundado en 1999.

Ante la oposición del Parlamento,[60]​ que incluyó al Frente Democrático, Fujimori perpetró un autogolpe de Estado en 1992, con el apoyo de militares y del empresariado de la Confiep.[61]​ En este acontecimiento, el jefe de Estado impuso reformas liberales más profundas.[62]​ Estas reformas fueron dirigidas por el ministro de Economía Carlos Boloña,[63][64]​ quien también anunció el mismo día del autogolpe de Estado.[65]​ Boloña abogó por una revisión de la perspectiva económica del Perú, argumentando que «[entre los años 1970 y 1990], las ideas y los gobiernos "populistas", socialistas o "mercantilistas" ejercieron [...] un predominio casi absoluto».[66]Mario Vargas Llosa, exlíder del Frente Democrático, criticó el autogolpe de 1992, mientras que el Foro Neoliberal (en el que participa Vargas Llosa) negó que Fujimori fuese neoliberal, sino «neofacista».[67]

Durante los nueve meses de «emergencia y reconstrucción nacional», se llevaron a cabo varias reformas institucionales mediante una centena de decretos supremos.[60]​ Antes de finalizar ese periodo, se oficializó el Congreso Constituyente Democrático, responsable de establecer la Constitución de 1993 y su capítulo dedicado a la economía social de mercado.

En 1994, el proyecto neoliberal comenzó a tener frutos con una disminución marginal de la pobreza (de un 53.5 % en 1994 a un 49 % en 1997, según el Banco Mundial) y la creación de aproximadamente 1.3 millones de empleos, aunque muchos de ellos de calidad inferior.[68]​ Según Germán Alarco, miembro del Directorio del Banco Central de Reserva del Perú, el crecimiento económico experimentado entre 1994 y 1997 suele compararse con el de otros periodos de expansión económica previos, como los ocurridos entre 1922 y 1950, y entre 1952 y 1973.[69]​ Al crecimiento económico, las medidas consiguieron reestructurar a la clase media, con Lima concentrando aproximadamente el 46 % de su población en 2004.[70]​ Si bien la clase media se benefició del crecimiento, esta fue marginada durante el gobierno de Fujimori, debido a la eliminación de algunos derechos laborales y la falta de empleo.[71]

La apertura a la inversión privada continuó en los siguientes años. En las elecciones de 1995, el empresario Roque Benavides afirmó que la élite empresarial había respaldado a Fujimori para seguir impulsando la participación del sector privado en el país.[72]​ Sin embargo, las reformas económicas se estancaron en 1996, cuando el Gobierno estaba a punto de declarar el fracaso de la reforma.[73]​ Un estudio realizado por la economista estadounidense Erica Field indicó que los países veían con buenos ojos el programa de titulación de tierras y sugirió cambiar la visión internacional del país para acabar con este estancamiento.[73]

Desde la visita de Fujimori a los Tigres de Asia en 1991,[74]​ los países del Sudeste Asiático se interesaron por Perú y así, junto a otras naciones, evitaron que este cayera en el fracaso de la corriente neoliberal. En 1996, durante su nueva visita a Malasia, el presidente Fujimori recalcó que el Estado peruano mantendría el sistema económico liberal y tomó como referencia las estrategias del país vecino.[75]​ Cuando se reunió con su homólogo Kim Young-sam en ese mismo año, el líder ejecutivo también señaló la importancia de los inversores extranjeros de Corea del Sur por ser «socios del desarrollo».[76]

En 1998, Perú consiguió formar parte de la APEC, porque el país permitía la apertura diplomática con los socios y contaba con el respaldo de más países.[77]​ Antes de su llegada al foro, el país se comprometió a liberalizar su comercio y a garantizar las inversiones de sus socios en el país.[78]

Empresas prestadoras de servicios

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En 1999, el político Gustavo Mohme señaló que el Estado tenía la intención de privatizar los servicios públicos.[79]​ En lugar de privatizarlos, se creó una alternativa: la fundación de la empresa prestadora de servicios (EPS). Esta alternativa permitió que el Estado continuara operando en su etapa neoliberal, pero generó gastos. Como indicó el Ministerio de Vivienda en 2024, las empresas no eran autosuficientes desde el punto de vista económico para operar y mantener su infraestructura.[80]

En el caso del agua potable y saneamiento, los recursos hídricos no se privatizaron debido a la falta de apoyo del Banco Mundial.[81]​ Las EPS se crearon con una participación mayoritaria de las municipalidades a largo plazo, mientras que el sector privado asumió un papel minoritario.[82]​ En 2017, al menos 50 EPS cubrían a 18.6 millones de habitantes urbanos, de los cuales 16.5 millones contaban con el servicio de agua potable y 14.9 millones tenían una conexión de alcantarillado.[83]​ Estos servicios fueron criticados por no tener autonomía para tomar sus propias decisiones financieras.[83]

En los servicios de salud, el sector privado tuvo la autorización de participar en la atención de personas que aún no estaban cubiertas por el Estado.[84]​ La institución de seguro social, EsSalud, permaneció exenta del proceso de privatización.[85]

Inconvenientes en las medidas neoliberales

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Equivocadamente los llamamos "neoliberales", en realidad son "conservadores". Se les llamó así (en Estados Unidos) porque fueron los liberales que se pasaron al sector conservador, y por eso se les llamó neoliberales, pero eso es sólo un episodio del gobierno de Reagan. [...] Si trasladáramos los debates político-electorales que se dan en Estados Unidos al Perú (a causa de la ideología), aquí sus dirigentes [opositores] aparecerían como comunistas porque todo el tiempo están hablando de seguridad social, de pensiones, de educación, de salud, de servicios. [...] [Los defensores] aceptan que ciertos aspectos del Consenso de Washington son sacrosantos.
Enrique Zileri, en una entrevista de 1999 para La República sobre la situación política en unas eventuales nuevas elecciones generales.[86]

Cuando se oficializó el sistema neoliberal, el Estado se enfrentó a problemas laborales y económicos. Algunos de estos problemas se debieron a la falta de garantías de empleo en el sector público.[87]

Las medidas de flexibilización laboral terminaron en denuncias ante instancias supranacionales. El laborista Javier Mujica afirmó que los trabajadores denunciaron al Estado por infringir los acuerdos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT),[88]​ lo que provocó que Perú lo denunciara ante dicho organismo en 1996.[89]​ En el año 2000, se produjeron despidos de más de medio millón de empleados que no recibieron ninguna indemnización por sus empleos.[90]​ En 2002, los dirigentes de la Confederación Intersectorial de Trabajadores Estatales solicitaron la restitución de los puestos de trabajo eliminados desde 1992.[91]​ Posteriormente, en 2014, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) declaró a Perú responsable de infringir los derechos laborales de 164 empleados públicos cesados en la década de 1990.[92]

En una serie de publicaciones del IPE de 2000, el analista Roberto Abusada señaló que no todas las reformas neoliberales se implementaron correctamente, al menos en 1998, cuando la administración central entró en su propia crisis.[93]​ Según Juan José Marthans, esta crisis económica y política fue más intensa que la ocurrida a inicios de la década.[94]​ El economista Félix Jiménez señaló que en 1999 se añadió el conflicto social como consecuencia de la pobreza de parte de la población, provocada por la recesión.[95]​ A pesar de los problemas de la economía internacional, como ocurrió con la crisis asiática, Perú estableció contactos con otros países, relación que se mantuvo durante los años siguientes.[96]

Las reformas económicas permitieron que algunas empresas recibieran beneficios fiscales millonarios, y 78 de ellas continuaron recibiéndolos en las dos décadas siguientes.[97]​ Esta permisividad se debió al decreto supremo 120-94 EF, que establece la exoneración de algunos impuestos para potenciar su participación en el país.[98][99]​ Este decreto supremo es una muestra de la consolidación de grupos de poder complacidos con el Estado.[100]​ Además, el sector privado permitió contratar a trabajadores de las antiguas empresas que fueron adquiridas, según Javier Diez Canseco.[101]

Con la crisis política del año 2000, Fujimori propuso elaborar nuevos decretos «urgentes» para revertir las medidas económicas con el propósito de centrarse en la atención social y así mejorar su imagen presidencial de cara a las nuevas elecciones. Los líderes empresariales rechazaron propuestas como la eliminación de la exoneración de impuestos al sector minero, lo que provocó que los inversionistas extranjeros perdieran el interés en colaborar con el país.[102]​ Ante la incertidumbre empresarial, posteriormente, Fujimori optó por restituir a Carlos Boloña como ministro de Economía.[103]

Renovación de la política neoliberal y el consenso de Lima

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El Consenso de Lima es potente. Ejerce casi un poder de veto sobre la política económica. [...] [Luego del fracaso de su primer gobierno], [el expresidente] Alan García se olvidó por completo de su pasado social demócrata y abrazó la ortodoxia conservadora con fervor. [Su sucesor], [Ollanta] Humala, derrotado por el Consenso de Lima en 2006 y muy golpeado por ello en la primera vuelta de 2011, se adaptó también. [...]
Para la derecha económica, el Consenso de Lima es el "garante" más efectivo de la continuidad [neoliberal de los años 1990]. [Sin embargo], el Consenso de Lima no representa una mayoría del electorado peruano.
Steven Levitsky, en una columna de La República sobre el término consenso de Lima.[104]

En la década de 2000, el Perú entró en una nueva época de auge económico que, según el politólogo Alberto Vergara, estuvo alejada «del control [del gobierno de Alberto Fujimori]» mientras se desarrollaba en democracia.[105]​ En esa década, el Acuerdo Nacional de 2002 mantuvo implícitamente el modelo neoliberal de Fujimori.[106]

La administración interina de Valentín Paniagua, entre 2000 y 2001, estuvo sometida por la Confiep, que instó a respetar los puntos acordados en la Carta de Intención del Fondo Monetario Internacional y a abstenerse de intervenir en la economía privada del país. El representante de la organización, Roque Benavides, advirtió de que cualquier intento de afectar a la estabilidad bancaria del país se consideraría un «acto de terrorismo financiero».[107]

El gobierno de Alejandro Toledo, que sucedió a Paniagua, se caracterizó por la reestructuración de las instituciones públicas, entre ellas, la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión)[108]​ y el Consejo Nacional del Trabajo (para promover la reactivación del sector laboral).[109]​ Alejandro Toledo estuvo a favor de continuar la privatización.[110]​ Una de las medidas correspondió a la venta de empresas de electricidad.[111]​ Esta medida suscitó protestas en el sur del país, donde se proyectó subastar estas entidades.[112]​ El gobierno también propuso privatizar la empresa de agua de Lima, Sedapal,[113]​ pero no se concretó. El dinero obtenido de la privatización se destinó a los sectores de salud y educación, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población.[109]

Con el debilitamiento gradual del Consenso de Washington a lo largo de la década del 2000, surgió de manera informal el Consenso de Lima.[114]​ El término fue acuñado por el politólogo Steven Levitsky para identificar la relevancia de los grupos de poder peruanos,[115][116]​ que se caracteriza en llevar una postura más ortodoxa que la anterior.[114]​ En este escenario, Alan García, quien ejerció la presidencia de la república entre los años 2006 y 2011, llevó al extremo la ideología neoliberal, facilitando la exportación de tierras y fomentando la recepción de inversiones foráneas sin restricciones.[117]​ Estas acciones encontraron el rechazo inicial de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas, debido a su incredulidad respecto a su gobierno anterior (1985-1990).[118]

El gobierno de Alan García tomó algunas medidas de la administración fujimorista como la explotación de los sectores primarios. También promovió la mano de obra barata, que no pudo aplicarse adecuadamente en el gobierno de Toledo.[119]​ Aprovechándose de la mala imagen de Toledo, el político pronunció discursos orientados contra la pobreza,[120][121]​ mientras incorporaba a ministros alineados con su postura ideológica.[122]

El Consenso de Lima surgió en simultáneo con el apogeo de las materias primas en aquella década.[123]​ El período de prosperidad que atravesaba el Perú le permitió incrementar el tamaño de su economía a partir de la extracción intensiva de recursos esenciales y diversificar los minerales que se estaban extrayendo,[124]​ al mismo tiempo que la población alcanzaba mayores niveles de poder adquisitivo gracias al acceso a líneas de crédito financiero.[125]​ El éxito fue comparado con los años 1950.[126]

Cabe destacar que, en 2004, la Sociedad Nacional de Industrias manifestó su preocupación por los intereses «mercantilistas» de las empresas dependientes de las exportaciones de dichos bienes.[127]​ Tras la actualización del modelo neoliberal en el país, el analista Carlos Adrianzén indicó en 2009 que, al igual que en el gobierno de Fujimori, no se fortalecieron las instituciones peruanas ni se implementaron reformas educativas y financieras para garantizar un mayor rendimiento de los ingresos.[128]

Ausencia de representatividad y declive

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Crisis política de 2016-2020

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El fujimorismo es una corriente que agrupa a los simpatizantes de Alberto Fujimori. Cuando Alan García dejó el gobierno, la excongresista Keiko Fujimori reestructuró el movimiento en Fuerza Popular, que no solo contó con figuras simpatizantes, sino que también incorporó a nuevas figuras procedentes en su mayoría del sector privado.[129]

Hacia finales de la década de 2010, el fujimorismo se enfrentó con Pedro Pablo Kuczynski, un presidente con antecedentes en la reunión de Washington de 1989,[130]​ quien asumió posturas neoliberales.[131]​ La principal fuente de apoyo de Kuczynski fueron los jóvenes simpatizantes que defendieron ese sistema cuando este se presentó como candidato en 2011.[132]​ En aquel entonces, solo se buscó mejorar el sistema de distribución de riqueza y la eficiencia en la obtención de recursos.[130]

Esta disputa estuvo marcada por una nueva crisis política (de 2016 a 2020), durante la cual, tras la dimisión de Kuczynski, no hubo un representante capaz de afrontar el descrédito del Poder Ejecutivo y otras instituciones del país.[133]​ Los economistas Bruno Seminario[134]​ y Pedro Francke,[135]​ la investigadora Marina Mendoza[136]​ y el docente Fernando Villarán[137]​ aseguraron que la década de 2010 marcaría el final del neoliberalismo.

Pandemia de COVID-19

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Algunos dicen que soy de Patria Roja, otros dicen que soy de la Confiep (por la línea demasiado pro empresarial y cercana al gremio), entonces en realidad eso demuestra que hay diferentes intereses y percepciones que hay que escuchar.
María Antonieta Alva, ministra de economía en el gobierno de Martín Vizcarra.[138]

Con la pandemia de COVID-19 en el país, una de las consecuencias fue la reducción de la clase media, de 14 millones de personas en 2019 a casi 8 millones en 2021.[139]​ El economista Pedro Francke afirmó que, cuando el país recibió la pandemia de COVID-19, una parte considerable de la población peruana habría descuidado su salud y dependía del empleo presencial para obtener dinero y sobrevivir.[140]​ Durante el gobierno de Martín Vizcarra, existió el inconveniente de que los servicios asistencialistas de la población eran de pago, ante el cual no se pudo legislar para fomentar los servicios de forma masiva y gratuita.[141]​ Además, la Confiep se opuso a las intenciones del gobierno en ofrecer servicios económicos privados de bajo coste alegando una supuesta amenaza de expropiar empresas.[142]

La insuficiente infraestructura y personal para atender el sector y la desigualdad social en el interior del país contribuyeron a que Perú tuviera una de las peores gestiones en la lucha contra la pandemia a nivel mundial.[143]​ Parte de los servicios financieros y clínicas, algunas de ellas apoyadas por el Estado para evitar su bancarrota, fueron indiferentes a la hora de ofrecer una atención digna a la población más vulnerable.[144]​ En cuanto a las universidades privadas, los estudiantes denunciaron que se les exigía una cuota mensual mientras estudiaban a distancia,[145]​ por lo que la Sunedu exigió que se transparentaran dichos gastos.[146]

El fracaso del asistencialismo gratuito hizo que la subvención económica se convirtiera en la estrategia principal del Estado para mitigar la precaria situación de los habitantes vulnerables durante la pandemia. No obstante, aquella subvención solo se podía recibir en persona en las agencias correspondientes, por lo que la población vulnerable estuvo propensa a contraer enfermedades.[147]

Crisis política desde 2021

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La candidatura presidencial de Pedro Castillo, compeditor de Keiko Fujimori, generó el temor de los simpatizantes de la corriente neoliberal. Por ejemplo, el tabú en torno al gasto público.[148]​ Este temor se tradujo en la retirada de algunos capitales de las empresas administradas por las familias Romero y Brescia antes de la segunda vuelta.[149]​ El economista Alonso Segura declaró en el diario Gestión que las propuestas de Castillo evidencian su animadversión hacia la inversión privada y las comparó con las medidas económicas tomadas en el primer gobierno de Alan García.[150]​ Sin embargo, el temor de que Castillo buscara modificar sustancialmente el sistema económico no se demostró en la práctica. De hecho, según el analista Jan Lust, las acciones de Castillo terminaron siendo contraproducentes y no lograron un impacto significativo en la economía.[151]

Cuando Pedro Castillo fue elegido presidente en 2021, dando comienzo a una nueva crisis política entre el Ejecutivo y el Congreso, los problemas sociales continuaron agudizándose.[152][153]​ El economista Hernando de Soto, quien se presentó a las elecciones presidenciales ese mismo año, calificó el gabinete liderado por Castillo como una «Confiep de terrucos».[154]​ La coalición Empresarios Unidos por el Perú, formada por 197 asociaciones, gremios y conglomerados empresariales a nivel nacional, expresó su rechazo a un proyecto de asamblea constituyente en 2022 propuesto por Castillo en 2022.[155]

Tras la destitución de Pedro Castillo, Dina Boluarte asumió la Presidencia de la República en diciembre de 2022. La nueva mandataria intentó formar un gabinete que se asemejara a los conceptos neoliberales.[156]​ Durante su gobierno, Boluarte buscó priorizar el «shock de inversiones» con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.[157]​ El Congreso propuso que tanto el Ejecutivo como el sector privado estén involucrados en los proyectos de ley.[158]

El partido liderado por Keiko Fujimori, Fuerza Popular, tuvo conexión con el gobierno. Mientras el partido elaboró normativas en el Congreso de la República para fomentar nuevos beneficios tributarios (como la ley 31903 para la reactivación económica),[159]​ el gobierno central incluyó a un empresario que había apoyado la teoría del supuesto fraude electoral para potenciar el sector de la inversión y construcción de escuelas.[160]

El inicio del mandato de Boluarte coincidió con la convulsión social, que intensificó la crisis política, con algunos simpatizantes demandando una nueva constitución.[153]​ El politólogo y profesor de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya y la Universidad Católica de Perú, Alonso Cárdenas, señaló que la élite política impidió cumplir los reclamos constitucionales de los pobladores a través de una campaña de terruqueo.[153]​ Uno de los departamentos que experimentaron protestas fue Puno, que sufrió una reducción significativa de sus operaciones, equivalente a una cuarta parte de su actividad en años anteriores.[161]​ En este departamento ocurrió la masacre de Juliaca, perpetrada por policías.

En este gobierno, el desarrollo económico se estancó. Las cifras sobre la población de la clase media fueron disminuyendo, con mayor intensidad en Lima Metropolitana y Callao, donde la clase media bajó de 60 % de la población en 2019 a 47 % en 2023, dejando fuera del grupo a casi 1.2 millones de personas.[162]​ Un estudio de 2023, por el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, indicó que más del 50 % de la clase media trabajadora nacional no tenía posibilidades de formalizarse.[163]

En 2023, la reducción de la inversión privada y las expectativas empresariales pesimistas por el rechazo social a Boluarte provocaron una nueva caída económica en Perú,[164]​ la más grave desde la crisis financiera asiática de 1997.[165]​ Según una encuesta de opinión realizada por el Instituto de Estudios Económicos y Sociales, 7 de cada 10 empresarios no tenían previsto realizar inversiones en los últimos meses del año.[166]​ El economista Kurt Burneo atribuyó la pugna entre los poderes del Estado como responsable de la falta de estabilidad económica.[167]

En 2024, Boluarte anunció en su mensaje a la Nación nuevas medidas para fomentar la extracción de minerales e hidrocarburos, pasando por alto temas como la licencia social y la supervisión ambiental. Además, Boluarte ignoró la promesa que había realizado cuando postulaba como vicepresidenta de Pedro Castillo para cancelar proyectos mineros como Tía María. Ella culpó a los «reducidos sectores ideologizados» que se habrían opuesto a la extracción de recursos.[168]

Posturas

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Una sucursal de la cadena de supermercados Tottus ubicado en Lima, donde se comercializan televisores mientras se proyecta la bandera peruana sobre la fachada de la tienda.

El neoliberalismo se caracteriza por ser individualista y egocéntrico, y adopta conceptos clásicos de la ideología.[169]​ Desde el punto de vista narrativo, se defiende que el país depende de una comunidad política conformada por individuos (ya sean empresarios o integrantes de gremios), quienes «deben enriquecerse» para lograr el progreso de los peruanos y así ganarse su liderazgo en la toma de decisiones del país.[1]​ Su narrativa intentó extenderse a otros sectores de la sociedad mediante la promesa de superación.[170]

A diferencia de los movimientos cooperativos en el gobierno de Velasco Alvarado, las leyes de los años 1990 ya no se basan en plantear reclamaciones sociales. En el caso de los cooperativistas, la única opción es convertir sus tierras en empresas y repartirlas individualmente, lo que cumple con la lógica jurídica neoliberal de privilegiar los derechos individuales en el mercado.[3]

Un punto determinante es que en Perú, a pesar de los debates sobre la alternancia entre proyectos conservadores y liberales, ambos proyectos mantuvieron pautas coloniales que otorgaban al Estado un papel central en la creación de riqueza y bienestar. Según el historiador Franklin Pease García Yrigoyen, luego de la independencia del Imperio español, la nación no promovió el emprendimiento privado y mantuvo un Estado monopolista y centralizado. Los comerciantes extranjeros, considerados representantes del liberalismo económico, se adaptaron rápidamente a las tradiciones conservadoras de hacer negocios.[171]

Antes de la llegada de Alberto Fujimori al poder, Hernando de Soto escribió El otro sendero. El libro acusaba la presencia de un Estado intervencionista en el mercado[172]​ y exponía la transformación de la ciudadanía informal que desafió a ese Estado burocrático.[173]​ La obra generó polémica por difundir de ideas mercantilistas que no fueron explicadas en profundidad.[174]​ Especialistas como Carlos Iván Degregori, Cecilia Blondet y Nicolás Lynch catalogaron su visión de «neoconservadora» por naturaleza, debido a los derechos que aplicarían a los trabajadores en condición de informalidad (uno de los más relevantes en el precario sistema laboral del país).[175]​ El analista Carlos Alberto Adrianzén afirmó que esa obra fue importante para acercar a los empresarios al poder político.[176]

En el gobierno de Alberto Fujimori, muchas medidas se basaron en el consenso de Washington, en que se centró económicamente en la desregulación y la privatización con el objetivo de migrar el Estado a una economía neoliberal.[66][177]​ El Congreso de la República apoyó la promoción de un Estado neoliberal.[5]​ Ciertas posturas recibieron el visto bueno de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), un grupo económico enfocado en políticas económicas,[178]​ donde su director Jorge Camet asumió como ministro de economía (sucediendo a Boloña).[179]

En el siglo XXI, el neoliberalismo fue bien recibido por los defensores de esa tendencia debido a su capacidad de obtener recursos a cambio de generar megaobras.[180]​ Entre dichos defensores se encuentran la misma Confiep y su principal miembro, el empresario Dionisio Romero.[181]​ Sin embargo, no todos los defensores estuvieron completamente de acuerdo. En 2020, algunos empresarios abandonaron la Confiep y formaron la Unión de Gremios del Perú (UGP), en la que replantearon la economía social de mercado, diferente de la planteada por el primer gremio.[182]​ Según Francisco Durand, las visiones de la Confiep (que estaba perdiendo algunos de sus miembros originales desde 1998) y de la UGP sobre las voces de sus integrantes eran diferentes. De hecho, para Durand, la Confiep estuvo protagonizada por banqueros y mineros.[183]

Políticas

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En el marco de la reforma estatal de Fujimori, el economista Carlos Matus expuso la introducción de «tecnopolíticos», tecnócratas que poseían una perspectiva distinta y promovían valores democráticos y la satisfacción de las demandas ciudadanas.[184]​ Según Alberto Vergara, cuando hubo un colapso de los partidos políticos en la década de 1990, en que dieron lugar a una generación de políticos aficionados, los políticos aficionados sin partidos no pueden competir con el experimentado cuerpo de tecnócratas neoliberales que operan dentro del Estado.[185]

El sociólogo Agustín Haya de la Torre dedujo que la política había sido invadida por el mundo empresarial y comercial. Los parlamentarios elegidos por los nuevos partidos representan en gran medida intereses privados. Los gabinetes están dominados por empresarios y las decisiones se basan principalmente en un enfoque de coste-beneficio, priorizando los resultados financieros sobre los valores republicanos.[186]​ El diario La República afirmó que, en el CADE Ejecutivos de 2000, los líderes empresariales se interesaron por la política tras la ausencia de Alberto Fujimori en ese evento.[187]

El autor Francisco Miró-Quesada Rada señaló la existencia de «partidos empresa», liderados por empresarios con cualidades caudillistas y oligárquicas.[188]​ Además, el especialista Steven Levitsky afirmó en 2020 que no existían partidos políticos puros, y que lo que había eran «franquicias alquiladas a la gente para llegar al Congreso y hacer dinero o negocio».[189]​ Dicho argumento fue compartido por Percy Medina, jefe del capítulo peruano de Idea Internacional, en 2023.[190]

De propiedad

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Una vivienda con esteras en el entonces pueblo joven Villa el Salvador. Fotografía de 1975.

La formalización de la propiedad fue propuesta por Hernando de Soto en 1988 y aplicada en 1996, tras la aprobación del Banco Mundial y del gobierno de Alberto Fujimori.[191]​ El entonces gobierno de Fujimori eliminó el sistema mutual, lo cual facilitó el crecimiento de terrenos urbanos sin un proceso regulatorio.[192]​ En 1996, se promulgó el Decreto Legislativo n.° 803, que estableció como de interés público la formalización de la propiedad privada en las viviendas y creó la Comisión de Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri).[193]

Adicionalmente, con la Ley de Inversiones en el Agro (1991) se permitió la compra y venta de suelos agrícolas (prohibida desde la primera reforma agriaria), que estuvo acompañada con la norma sobre Titulación de Comunidades Campesinas de la Costa (1996) y así garantizar el comercio desde latifundios.[194]

Además de las propiedades de viviendas y suelos agrícolas, en 2024, el economista Hernando de Soto señaló en una entrevista que algunas áreas mineralizadas están en manos del sector informal. Además, indicó que la pandemia del COVID-19 afectó al rendimiento de las empresas informales, por lo que los pequeños mineros peruanos que recurrieron a préstamos en lugar de capitalizar su terrenos han precipitado su colapso.[195]

Laborales

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Los derechos sociales en Perú se han visto influidos por golpes de Estado perpetrados por élites autoritarias. Fujimori recurrió al Estado para redefinir los derechos sociales y crear una ciudadanía social neoliberal, cuyos derechos se supeditan a la oferta y la demanda del mercado.[196]​ Estas definiciones se establecieron en una nueva ley de 1992 que simplica la regulación de las relaciones colectivas de trabajo, un tema que se legisló en el pasado, pero no se estandarizó.[197]

El logro más destacado del fujimorato ha sido el debilitamiento de los sindicatos,[198]​ que tenían influencia entre los años 1970 y entraron en decadencia en la siguiente década. Si bien en la teoría la Constitución de 1993 solo reconocía el derecho a formar sindicatos (más reducido que en la Constitución de 1979),[199]​ en la práctica se evitó que los trabajadores se sindicalizaran en las empresas.[200]​ Una encuesta realizada en 2004 por la Universidad de Lima reveló que solo el 5 % de los trabajadores estaban afiliados a sindicatos, los cuales atravesaban una crisis de identidad en cuanto a la defensa de los derechos laborales.[201]​ Sin los sindicatos como fuerzas negociadoras, se creía haber resuelto el problema de la «paz laboral», pero no ha sido así, pues no se han abordado los problemas que podrían surgir en la empresa o en el sector productivo.[200]

Los trabajadores de las empresas asumieron un nuevo sistema de seguridad social (Sistema Privado de Pensiones, SPP),[202]​ que introdujo a las administradoras de fondos de pensiones (AFP), que opera el sector privado. Esta medida fue rechazada inicialmente por los movimientos sindicales y denunciada por algunos trabajadores que se vieron obligados a afiliarse.[203][204]

En 1998, la Empresa Nacional de Puertos (ENAPU) informó de que la densidad sindical se había reducido significativamente a causa de las reformas laborales implementadas por el gobierno de Alberto Fujimori. Estas reformas otorgan a los empleadores la potestad de externalizar hasta el 90 % de su fuerza laboral mediante la contratación de empresas de servicios, cooperativas y programas de capacitación para jóvenes.[205]

Los cambios radicales en el aspecto laboral motivaron que la Comisión de Trabajo y Seguridad Social del Congreso modificara en 2001 las normas de relaciones colectivas para proteger a los trabajadores ante un despido arbitrario.[206]​ Estas modificaciones fueron bien recibidas por la Confederación General de Trabajadores del Perú, mientras que la Asociación de Exportadores (ADEX) las rechazó.[206]​ Posteriormente, durante el gobierno de Ollanta Humala, se creó la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral como ente supervisor de las posibles irregularidades por parte de los empleadores.[207]​ También han surgido nuevos esfuerzos de organizaciones sindicales para salvaguardar los derechos de los trabajadores, ejemplificados en los canales de televisión peruanos América (SutramericaTV) y Latina (Sintralatina).[208]​ Estas asociaciones fueron inscritas en los años 2020.

En 2019 se elaboró el Plan Nacional de Competitividad, con estrategias enfocadas en la formalización del empleo.[209]​ La iniciativa fue criticada por sindicatos laborales al considerar que priorizaba la competitividad por sobre los derechos laborales.[210]​ En contraste, en 2021 se puso en marcha la Agenda 19, una serie de directrices propuestas por el economista Íber Maraví (del gobierno de Pedro Castillo) para fortalecer los derechos de los trabajadores tras supuestamente acordar con los empresarios.[211]​ Esta última medida generó detractores como la Cámara de Comercio de Lima por suponer que esto limitaría la actividad del sector privado desde una «visión ideologizada».[212]​ En 2023 se anunció reemplazar la mencionada agenda a cargo del asumido ministro del gobierno de Dina Boluarte, Alex Contreras.[213]

Judiciales

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En el sentido judicial, los grupos de poder económico se mostraron críticos del sistema jurídico peruano, debido a su excesivo formalismo y la desconfianza de sus funcionarios. Según esos grupos, en 1997 la justicia era administradas mayoritariamente por magistrados de sectores bajos y de menor educación. Como resultado, los empresarios poderosos adoptaron medidas alternativas, como el arbitraje. Para el catedrático Wilfredo Ardito Vega, la utilización de estos mecanismos legales no estatales para resolver disputas expuso la dificultad de los sectores rurales en defender sus derechos.[214]

Asistencialistas

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De forma similar a la ideología neoliberal de Hernando de Soto,[nota 1]​ la política de asistencia de social de Fujimori se vio influida por corrientes neopopulistas.[215][216][217]​ Si bien los tecnócratas dominaron el debate político, el presidente se rodeó de populistas.[218]​ Estos últimos tuvieron un papel importante en la atención a las necesidades del gobierno, aunque sin una representación gubernamental notable.[218]​ Hacia finales de la década de 1990, el populismo y la tecnocracia se desarrollaron de forma armoniosa.[218]

Tras la promulgación de la Constitución de 1993, el gobierno del presidente Alberto Fujimori manifestó su intención de promover iniciativas de inclusión social en colaboración con organizaciones internacionales y feministas en la Conferencia de Beijing de 1995. Sin embargo, en la práctica, su implementación fue insatisfactoria. De acuerdo con la investigadora Maruja Barrig, el poder ejecutivo en la década de 1990 se enfocó en la reducción del capital que en iniciativas sociales como el enfoque de género.[219]

El gobierno buscó que los programas sociales promovieran el «desarrollo» individual de las mujeres, para que ellas cumplieran la responsabilidad de cubrir las necesidades de sus comunidades.[220]​ No fueron más allá de los programas sociales para combatir la pobreza[220]​ o en fomentar el empoderamiento de las mujeres.[219]​ Además de las mujeres, las comunidades indígenas, que fueron ignoradas en el discurso de Beijing,[221]​ estas solo contaban con una secretaría y carecían de un reconocimiento explícito en la constitución.[222]​ Según el académico Luis Reyes Lostaunau, finalmente fueron los trabajadores urbanos quienes se beneficiaron principalmente de la política asistencialista, en detrimento de las poblaciones rurales y desfavorecidas del Perú.[223]

Una vez que se concretó la no intervención del Estado en la Constitución de 1993, el gobierno peruano centró el gasto público en las zonas donde se votó en contra o en donde hubo abstención en el referéndum. Esto dio lugar a un populismo asistencial por parte del presidente Fujimori, quien asumió un papel directo en la distribución de ayuda a los pobres, inauguró servicios y actuó como figura principal de apoyo social, lo que se denominó «neopopulismo».[224]​ Una de las estrategias de Alberto Fujimori en sus primeros años de gobierno, y considerada como tal, fue la distribución de donaciones de entidades extranjeras por parte de su familia.[225]

Ante el crecimiento de los comedores populares y otras organizaciones de gestión local,[226]​ el gobierno optó por centralizar la asistencia social mediante la creación de dos nuevas instituciones que seguirán vigentes en los próximos años.[227]​ El primero es el Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (Pronaa, renombrado como Qali Warma), que estaba destinado a beneficiar a los proveedores del Gobierno, como agricultores y madres de familia.[228]​ El segundo es el Fondo Nacional de Compensación y Desarrollo Social (Foncodes), dirigido por el ministro de la Presidencia, Jaime Yoshiyama, y dedicado a obras de carácter social.[229]

Asimismo, el gobierno de Fujimori se aprovechó del Proyecto Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas y Conservación de Suelos (Pronamachcs),[nota 2]​ un programa importante para proveer agua (debido a que no fue privatizado) a las familias campesinas de la sierra del Perú. El diario La República denunció que los beneficiados de Pronamachcs, mayormente en situación de pobreza, fueron utilizados por el gobierno con fines políticos.[230]

Pocos presidentes como Valentín Paniagua evitaron que las instituciones asistencialistas fueran manipuladas por el Gobierno central.[231]​ Sin embargo, luego de Paniagua, las políticas populistas neoliberales siguieron en vigencia, volviéndose en una regla en los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala.[232]

En 2006, Ollanta Humala elaboró un plan de gobierno en el que criticaba el modelo neoliberal y proponía una «gran transformación» inclusiva. El término «inclusión social» no apareció en ese plan de gobierno, pero fue en 2011 cuando se empezó a utilizar para sustentar la implementación de los programas sociales que se implementaron en el país para aliviar la situación de pobreza.[233]

Emprendimiento local

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El Emporio Comercial de Gamarra se erige como un centro crucial para el fomento del emprendimiento textil en Lima. Este concentra el 70 % de confección nacional.[234]

En Perú se ha constatado que el Estado promovió el espíritu de productividad en el país en lugar de fomentar el empleo.[235]​ El Emporio Comercial de Gamarra, que alberga un 99 % de pequeñas empresas, es un ejemplo de emprendimiento impulsado por empresarios emergentes.[236]

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) fueron definidas en 1991 mediante la Ley de Promoción de Microempresas y Pequeñas Empresas (Decreto Legislativo 705).[237]​ Esta ley requirió la formalización de las PYME a través de la Solicitud Simplificada de Licencia Municipal, que incluía una declaración jurada y una copia del registro único.[237]

Antes de su legislación, las microempresas solían ser de carácter familiar. Según un estudio de Alternativa (1997), aproximadamente la mitad de las pymes eran dirigidas por una sola persona.[237]​ El mismo estudio encontró que los propietarios dedican entre 10 y 12 horas diarias, seis o siete días a la semana.[237]

Con el tiempo, las pymes constituyeron una parte fundamental de la economía nacional, representando alrededor del 90 % del entramado empresarial.[238]​ En 2023, las pymes daban empleo al 46 % de la población activa (8.5 millones de personas),[238]​ una cifra que ha experimentado una notable evolución respecto al 75 % de 1997.[237]​ En 2021, una asociación de gremios de la pequeña empresa obtuvo un cupo en el Comité Ejecutivo de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas.[239]

Durante la pandemia de COVID-19, en 2020, se crearon 250 mil empresas, en su mayoría personales, de las cuales se formaron cinco por cada una que dejó de operar.[240]​ Según el Gremio de la Pequeña Empresa de la Cámara de Comercio de Lima en 2023, siete de cada diez nuevos emprendimientos en la capital son representados por mujeres.[241]

Uno de los rasgos distintivos de la población es la criollada, que reproduce uno de los rasgos de la cultura oligárquica y se caracteriza por priorizar el beneficio personal y manipulador sobre la moralidad o las normas sociales.[242]​ Un estudio de la Escuela de Posgrado Newman en 2022 sugirió que los negociantes del país adoptaron habilidades sociales ingeniosas, producto de la criollada, para trascender en círculos nacionales e internacionales.[243]​ Además de este rasgo social, surgieron nuevos pensamientos relacionados con la ética empresarial y la colaboración colectiva, como indicó un estudio de 2020 de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.[244]

Incentivos

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A partir de 1992, los emergentes emprendedores se convirtieron en un objetivo de atención para los bancos tradicionales.[237]​ El economista Félix Jiménez señaló que cuando la economía creció significativamente gracias a la inversión extranjera en sectores primarios (1993-1997), los bancos apostaron por dolarizar su portafolio para ofrecer créditos a las empresas locales.[245]

Se realizaron varias iniciativas para promover el enfoque corporativo de las nuevas empresas. Una de ellas, en 2002, contó con el apoyo del Instituto Peruano de Administración de Empresas para capacitarlos.[246]​ En 2004 se estableció la campaña Cómprale al Perú, que tenía como objetivo promover los productos fabricados por empresas locales y alentar su apreciación por parte de la sociedad peruana con miras a su exportación.[247]​ Esta campaña contó el apoyo de marcas como Wong[248]​ y tuvo nuevas ediciones en los años 2009[249]​ y 2020.[250]

En 2023, el Congreso aprobó el reglamento para fomentar beneficios económicos a jóvenes (hasta 29 años) que quieran constituir sus propios emprendimientos. Entre los beneficios están en la reducción de impuestos y el trato preferencial como pequeña empresa.[251]

Apoyo del Estado

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Micro y pequeños empresarios de Gamarra, y los distritos de Ate y San Juan de Lurigancho promoviendo la campaña de producción de camisetas de la selección nacional de fútbol.

Cuando se oficializó la ley en 1992, el Estado llevó a cabo diversas campañas para fomentar la colaboración de los empresarios de las pymes con sus organizaciones.

En el gobierno de Alberto Fujimori, se creó en 1997 la Comisión de Promoción de la Pequeña y Micro Empresa (Prompyme), empresa que habría sido relevante en el apoyo del Estado al empresariado.[252]​ En el año 2000, Fujimori llevó a cabo numerosos congresos organizados por los Concejos Transitorios de Administración Regional para apoyar a nuevos empresarios fuera de la capital. Esta medida fue denunciada por conseguir nuevos electores para su reelección.[253]

En 2008, las pymes representaron el 45 % de las adquisiciones estatales.[254]​ En 2009, se creó el programa Mi empresa para fomentar los negocios con el Estado.[254]​ Posteriormente, en 2013, se implementaron medidas de apoyo adicionales, entre ellas, la obligación del Estado de destinar anualmente el 40 % de sus compras a las pymes.[255]

En los años 2020, el Ministerio de la Producción asumió la campaña Programa Compras a MYPErú, el cual fue creado con el objetivo de impulsar permanentemente los negocios con las micro y pequeñas empresas.[256]​ Sin embargo, el dirigente gremial René Cobeña manifestó en 2024 su desacuerdo con el desempeño del programa. Según Cobeña, dicho programa no ha ejecutado ningún presupuesto y sus Núcleos Ejecutores de Compras (NEC) carecen de financiamiento gubernamental, incluido el del Ministerio de la Producción, institución que se encontraba bajo la presidencia de Dina Boluarte al momento de realizarse la crítica.[257]​ Estas críticas coinciden con las denuncias de otros dirigentes gremiales, quienes observan que las empresas emergentes limeñas están concentrando la mayor parte de las cuotas asignadas, en detrimento de las micro y pequeñas empresas regionales.[258]

Formalización de empresas

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La importancia de formalizar las empresas para facilitar la obtención de capital y garantizar su estabilidad ha sido objeto de importantes debates. De acuerdo con el presidente del gremio de Pequeña Empresa de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), en 2023 había 3.1 millones de microempresas y pequeñas empresas formales. Las tres millones de empresas restantes no buscan formalizarse por temor a ser inspeccionadas y sancionadas por las autoridades.[259]

Impacto

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El neoliberalismo causó un profundo impacto en los políticos, los empresarios y la ciudadanía en general. El Estado perdió notablemente su presencia en la vida social y económica de los peruanos mientras ganaba control político y orden público.[260]​ El investigador Francisco Durand resume que la corriente asumió una «visión darwiana» de las cosas, en referencia a la frase de la «supervivencia del más apto».[261]

En Perú, a pesar del rápido crecimiento económico de los años siguientes gracias al Consenso de Washington, la economía informal y la corrupción generalizada han socavado la capacidad del Estado para hacer frente a los problemas que lo desafían.[262]​ La corrupción creció al mismo ritmo que en el segundo gobierno de Fernando Belaúnde a finales de la década de 1980[36]​ y, en 25 años, ningún gobernante logró reducirla.[263]​ En consecuencia, la debilidad de las instituciones entorpeció el desarrollo de las organizaciones empresariales debido a los cuestionados hábitos y convenciones sociales que se instauraron en el país.[264]

En 2004, la publicación Perú: The Top 10 000 Companies, bajo la direción de José Carlos Lumbreras, determinó que 51 de las 100 empresas con mayores ingresos en el Perú durante el año 2002 eran extranjeras, con un capital total de 739.61 millones de dólares.[265]​ Estas empresas formales habían desarrollado estrategias para reducir los costes administrativos.[265]​ Por otro lado, varias empresas adoptaron una actitud cortoplacista que buscaba vivir de las rentas, intentando obtener favores económicos del gobierno.[264][266][267]

A pesar de la situación institucional, el neoliberalismo se mantuvo. De las pocas instituciones estables, destaca el Banco Central de Reserva (BCRP), que no se vio afectado por las injerencias de las autoridades y permitió que los economistas especializados aborden los temas económicos en el país.[268]​ La Constitución de 1993 estableció a la BCRP como autónoma,[269]​ con el fin, en palabras del organismo, de «mantener la estabilidad monetaria en las últimas tres décadas».[269]​ Además, un presidente (Julio Velarde) asumió el puesto de director por más de 15 años con la promesa de no realizar préstamos al Estado para mantener su cargo.[270]​ Por su notable autonomía y su toma de decisiones, como el hecho de haber conseguido que la inflación alcance un dígito desde 1997 (comparado con lo ocurrido entre 1921 y 1940),[271]​ el autor Manuel Monteagudo Valdez consideró al BCRP como un «cuarto poder del Estado».[272]

Un informe de la Defensoría del Pueblo en 2009 señaló que casi la mitad de las manifestaciones ocurridas en los primeros años de la década de 2000 estuvieron motivadas por el descontento con la inversión extranjera.[273]​ Los inmigrantes de otras regiones tuvieron que vivir junto a la clase media limeña, que gozaba de mejor calidad de vida, cuya área de influencia se expandió a zonas aledañas del centro urbano, conocidas también como conos.[274]​ Para cubrir las necesidades de la clase media, en 2013, el diario Financial Times destacó la construcción de centros comerciales, que se incrementaron en el gobierno de Ollanta Humala.[275]

Con el advenimiento de la pandemia de COVID-19, el Estado peruano ya era un ente capitalista dependiente de la economía global, con presencia burocrática.[276]​ Eso no fue suficiente para afrontar la pandemia, que expuso la dura realidad de los ciudadanos desamparados por el Estado. Los defensores de dicha corriente ideológica atribuyeron la crisis de los servicios básicos a los escándalos de corrupción que involucraron a casi todos los expresidentes del Perú durante los años 1990, 2000 y 2010.[277]

Control político

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La élite económica estuvo en contacto directo con las autoridades centrales para tomar decisiones. Algunos autores incluso sugirieron que estos grupos ocuparon la mayor parte del control político del país, un tema que ha sido objeto de debate.[278]​ Las instituciones permanecieron débiles en los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García.[279]​ Los peruanos empezaron a desconfiar en las instituciones públicas y ven la democracia con escepticismo.[279]​ Además, Kent Eaton sugirió que los promotores del descentralismo regional mostraron rechazo a la corriente neoliberal.[280]

Con la presencia de la élite surgió el «neoliberalismo democrático» (también citado como la «república empresarial»), con la reestructuración de los grupos económicos limeños y el surgimiento de nuevos grupos en el interior debido a la liberalización del mercado. Los grupos limeños se internacionalizaron y operaron en la bolsa, mientras que los nuevos grupos del interior se beneficiaron de la apertura del mercado. Los limeños tienen mayor influencia en el Estado, los medios de comunicación y los gremios empresariales, como la Confiep.[281]​ Esta etapa comenzó cuando la confederación empresarial respaldó la designación del nuevo ministro de Economía del gobierno transitorio de Valentín Paniagua.[282]

Ellos se opusieron a cambios en esta estructura, ya que sus posiciones son más conservadoras que las establecidas en el Consenso de Washington.[283]​ Esto permitió que en Lima, que se benefició del proceso de la globalización,[284]​ se realizara un nuevo consenso que llevó su nombre. Con el consenso de Lima, las élites obtuvieron poder de veto en el gobierno,[123][177][185]​ lo que impidió que se consolidara una verdadera democracia liberal en los gobiernos posteriores a Fujimori.[279]

Si bien algunos organismos independientes son financieramente autosuficientes, instituciones que regulan el mercado, como el Osiptel y el Ositran, no los tienen.[285]​ Inclusive, algunos empresarios se aprovecharon de las «puertas giratorias», una práctica en que podrían intercambiar puestos entre la empresa privada y el organismo regulador que lo supervisa. Esta práctica permaneció con el tiempo.[286]

El periodista César Hildebrandt argumentó que el poder político de un candidato es irrelevante, ya que siempre gana la Confiep, incluso cuando los candidatos provienen de ideologías políticas distintas a la derecha, como Alejandro Toledo y Ollanta Humala.[287]​ Por su parte, Carlos Bedoya, director ejecutivo de la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social, sostuvo que la corrupción política estaba arraigada en la Confiep.[288]

Desigualdad

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La pobreza y la marginación fueron los factores que alimentaron el movimiento neoliberal.[289]​ Fuera de Lima, y a pesar del apoyo privado en el país, numerosos ciudadanos peruanos, carentes del respaldo de la élite influyente, se vieron obligados a aceptar deficiencias en servicios esenciales como educación, justicia y seguridad.[177][185]​ Farid Matuk, exjefe del INEI, señaló que el crecimiento de la desigualdad no está relacionado con la reducción de la presencia del Estado en la producción de bienes o servicios, sino con la falta de presión fiscal sobre la élite política y económica.[290]

El temor a perder el empleo y la precarización laboral (que se agravó con la política de ajuste aplicada en Perú durante la última década del siglo XX) fueron los motivos por los que el sindicalismo no fue capaz de renovarse y mantener su relevancia.[291]​ Sumado a la alta tasa de informalidad laboral, en 2010 las condiciones laborales en el país alcanzaron un nivel principalmente lamentable, similar al de principios de la década de 1960.[292]

La reducción de los derechos laborales se tradujo en la ausencia de la distribución de la riqueza,[293]​ algo significativo si se compara con otros países de América Latina.[294]​ En el Latinobarómetro de 2020, la mayoría de los encuestados percibía que existe una «supervivencia individual» y que la distribución de la riqueza no es justa.[295]​ Un estudio de 2020 sobre el empleo de profesionales de la salud concluyó que las personas de otras razas tienen menos posibilidades de recibir un salario digno y necesitan un empleo adicional para sobrevivir.[295]

La historiadora Carmen Mc Evoy cree que una de las personificaciones aristocráticas del neoliberalismo de los siguientes años es el «Ciudadano Chibolín», que es un modelo de «la degradación absoluta de los valores ciudadanos, además del veloz ascenso social (desde la “nada”) donde una educación precaria fue compensada con la sed insaciable por reconocimiento mediante el dinero mal habido». Para Mc Evoy, este tipo de modelo considera el trabajo honesto como algo limitado «para los tontos».[296]

Rolando Rojas, del Instituto de Estudios Peruanos, sostuvo que la precariedad de las instituciones y el crecimiento económico, en gran parte informal, se combinaron con la irrupción masiva de pequeños negocios que han cambiado el panorama económico y social peruano a través de una ideología afín al neoliberalismo, el emprendedurismo. Para el ciudadano, convertido en emprendedor, la sociedad no se concibe como un conjunto de sujetos con derechos, sino como un conjunto de individuos que compiten para abandonar la pobreza y hacerse con una posición económica, lo que implica relativizar la desigualdad. El investigador, citando a los autores Cuenca, Reátegui y Rentería (en el libro El sujeto emprendedor: imaginarios de éxito y representaciones sobre el trabajo de 2022), señaló que la ideología del emprendedurismo tiene un «impacto negativo en el desarrollo de la ciudadanía o el fortalecimiento de las instituciones».[297]

Mercantilización de la preparación académica

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La instrucción académica bajo el modelo neoliberal de Fujimori permitió la docencia en el sector privado,[298]​ algo que se impedía con la Constitución de 1979.[299]​ Un rasgo importante de este modelo es la «promoción de la inversión en educación»,[299]​ que se llevó a cabo mediante una norma legislativa publicada en 1996, que buscaba supuestamente una alternativa a la docencia financiada por el Estado.[300]

La educación en el neoliberalismo se fundamentó en la mercantilización, en la que el conocimiento se privatiza.[301]​ Se reconoció el lucro como un objetivo legal y legítimo en la acción educativa, que se aplicaría tanto en el Estado como en la sociedad.[302]​ Como resultado, esta corriente marcó a los estudiantes que debían priorizar una mayor lógica empresarial y comercial frente a la humanística y científica.[302]

A lo largo de casi tres décadas, bajo esta corriente, se desarrolló un panorama educativo altamente competitivo y heterogéneo, en el que no había forma de fiscalizarlo.[303]​ Según el Instituto Peruano de Economía, existían dos tipos de empresas: por un lado, aquellas que ofrecían una enseñanza de alto coste y, por otro, las que buscaban la máxima rentabilidad económica posible.[304]​ De ahí que se denunciara la existencia de «colegios bamba», es decir, instituciones educativas informales que se realizaban en instalaciones no aptas, como hoteles.[305]

Un detalle relevante en la docencia en un Estado neoliberal fue el debilitamiento de las materias sociológicas y afines a las ciencias políticas dentro de la formación universitaria.[306]​ En una investigación sobre la Reforma Educativa Neoliberal (aquella emprendida desde 1990 con su revisión final en 1997) por la Universidad San Ignacio de Loyola se llegó a la siguiente conclusión: «[La reforma] no se apoyó en la generalizada sensación de derrota del campo progresista para descalificar las estrategias educacionales demoliberales, consignar como acabado el sistema educativo tradicional y borrar de la memoria las innumerables experiencias educacionales (que se desarrollaron a mediados y finales del siglo XX)».[307]

La discontinuidad en la calidad del sector educativo se hizo evidente durante el gobierno de Alberto Fujimori, por lo que las reformas de la izquierda y la derecha política buscaban afrontar ese problema sin éxito.[308]​ Al finalizar este gobierno, se intentó destinar cerca del 6 % del PIB, a través del Acuerdo Nacional, a invertir en la educación, que, al no conseguir la cifra esperada, dio lugar al Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana para financiar todo centro educativo estatal hasta la fecha.[309]​ El educador Juan Rivera Palomino señaló que la calidad educativa había fracasado debido a los malos resultados en las pruebas educativas de los gobiernos de Alejandro Toledo y Ollanta Humala.[310]

El indicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú fue crítico con la nueva educación basada en las medidas dictadas por Alberto Fujimori en 1991,[311]​ ya que, en su opinión, estas buscaban «mellar la autoestima del magisterio».[312]​ En 2008, su secretario señaló que en un texto educativo se resaltó el período neoliberal «como si fuera la panacea del país, pero no menciona en lo absoluto las profundas diferencias que marca entre los más pobres y la clase empresarial».[313]

Con respecto al Tratado de Libre Comercio Perú-Estados Unidos a finales de la década de los 2000, el diario La República señaló que el Estado no tenía pensado tratar los servicios de docencia en su acuerdo bilateral y que el tema de la desregulación en la educación entre ambos países (salvo en centros de idiomas y arte culinario) aún estaba en el aire, sin descartar la posibilidad de realizar cambios en la legislación nacional en el futuro.[314]

Extracción de recursos y uso del suelo

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El neoliberalismo instaurado en la década de 1990 se caracterizó por una fuerte dependencia de la extracción de recursos,[315]​ otorgando al empresariado igualdad de derechos frente a las comunidades campesinas.[316]​ Esto facilitó la expropiación de tierras indígenas y posteriores luchas contra esta corriente.[232]​ Uno de ellos es el minero, donde el gobierno permitía explotar sus recursos bajo una normativa (incluido el innovador contrato-ley)[317]​ que no se puede modificar sin el permiso de la empresa explotadora.[318]​ Además, la corriente política impidió el monitoreo de eventuales desastres naturales, como fueron reflejados en el fenómeno de El Niño de 1997.[319]

Más allá del convenio, su mayor avance fue limitar el Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales de 1990, considerado como un «obstáculo» para el sector empresarial por sus incongruencias en el manejo de riqueza ecológica;[320]​ mientras que en los capítulos de economía de la Constitución Política de 1993, los derechos de territorio se redactaron con ambigüedad.[321]​ En su lugar, se formó el Fondo Nacional del Ambiente en 1997 para buscar compromisos de la inversión pública y privada en el cuidado de recursos naturales.

El asumido congresista Jorge Rimarachín Cabrera advirtió que la vigencia de las nuevas legislaciones para la inversión privada en terrenos abandonados, a lo que denominó como la «ofensiva neoliberal», propiciaron el despoblamiento de algunas comunidades campesinas y nativas.[322]​ Uno de ellos fue el sector agrícola, que tuvo dificultades considerables al finalizar los años 1990, en parte por el fenómeno de El Niño y un decreto de urgencia (031-2000) que no ofrecía todas las compensaciones económicas.[323]​ Aférreos a la doctrina neoliberal suelen desprestigiar propuestas alternativas ecologistas por estar aparentemente ideologizadas,[324]​ propuestas que fueron concretándose en movimientos sociales.[325][326]

Con poca presión de la oposición, el extractivismo en Perú permaneció en las siguientes décadas, que fue promovido por empresas privadas tras el abandono del consenso de Washington.[327]​ Por ende, la estrategia para generar ingresos continuó de línea económica antiguorregimental,[328]​ y el país no pudo encontrar una industria sostenible para reemplazar ese sector extractivo.[292]​ Una de las prácticas ocurrió en Las Bambas por parte de extractores de China que se apoyó de las prácticas autoritarias dadas por el Estado con el afán de conservar el derecho a obtener recursos mineros.[329]

En 2014 se reveló una serie de correos filtrados desde el despacho ministerial de René Cornejo,[330]​ en que se involucraron una disputa en la toma de decisiones en el estudio ambiental para ceder la explotación de recursos naturales por otras corporaciones.[331][332]​ Esta revelación se ajustó a las palabras de Ollanta Humala para atender una serie de reclamos de los inversores debido a la interrupción de sus operaciones. Entre los planes, apareció el «paquetazo económico», una serie de disposiciones para indemnizar las multas de las empresas del sector extractivo, que fue promovido por la Sociedad Nacional de Industrias.[333]

Posteriormente, organizaciones indígenas y sindicales denunciaron en 2022 la existencia de contaminación ambiental tanto en minería como en obtención de petróleo, además de exigir una norma de responsabilidad social empresarial.[334]​ En 2023, el Ministerio de Energía y Minas estableció, mediante la publicación de un formulario, el registro de acuerdos entre empresas y comunidades indígenas.[335]​ Sin embargo, existe permisibilidad en algunos casos, como los acuerdos voluntarios, lo cual imposibilita al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental fiscalizarlos.[335]

Promoción económica de la Amazonía

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Iquitos, una de las ciudades de la Amazonía peruana. En la fotografía de 1980 puede verse al Barrio de Belén, una de las zonas económicas de la ciudad.

En la política forestal durante el gobierno de Fujimori, por otro lado, la Ley de Promoción de la Inversión en la Amazonía exoneró de impuestos a regiones de la selva peruana,[336]​ una medida que inicialmente tenía como objetivo compensar la ausencia de políticas de desarrollo en estas zonas.[337]​ Como resultado, 350 distritos fueron supuestamente beneficiados de no pagar tributos.[338]

Esta medida económica, que en un principio iba a caducar en unos años, fue extendiéndose con el tiempo ante una posible presión de lobbies privados y otros colectivos con poder.[338]​ El político Roger Guerra-García criticó esta medida como una aplicación tardía del credo neoliberal, indicando que la Amazonía no ha sido una prioridad para el gobierno y que sus acciones han fomentado el debate.[339]

Entre 1995 y 2011, las leyes promulgadas permitieron la transferencia de tierras de propiedad comunal nativa a manos privadas, con el objetivo de promover la inversión. Sin embargo, esta política generó conflictos sociales, como el de Bagua, que se produjo como consecuencia de la promulgación de un decreto legislativo que reforzaba la explotación de los recursos de la selva y su exportación.[340]​ En 2011, el gobierno, en cumplimiento del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estableció la consulta previa para garantizar la participación de los pueblos indígenas en las decisiones que los afectan.[340]

En los años 2020 el Ministerio de Economía y Finanzas mantuvo una reunión con empresas privadas para establecer nuevos usos forestales para su explotación comercial en zonas que el Estado le asigna. Los detalles de la reunión no fueron hechos públicos.[341]​ Algunas de las empresas que participaron en la reunión fueron responsables de solicitar al Congreso no ratificar el Acuerdo de Escazú,[342]​ entre ellas la Confiep.[343][344]

En diciembre de 2023, la misma Confiep y once gremios empresariales más[345]​ respaldaron la aprobación de una ley que derogó la necesidad de estudios técnicos para la clasificación de los bosques amazónicos. Esta medida, que permite el desarrollo de actividades agropecuarias en zonas deforestadas,[346]​ conduciría a que los agricultores puedan cultivar palma aceitera (cuyas empresas son responsables de desforestar 13 mil hectáreas de bosque con títulos irregulares,[347]​ incluida Ocho Sur al usar terreno que fue anteriormente bosque virgen)[348]​ y cultivos alimenticios sin restricciones.[349]​ Además, según los defensores de este cambio, se pretendía beneficiar a los caficultores,[350]​ entre otros. La ley fue promulgada el mes siguiente, sin oposición del gobierno de Dina Boluarte.[351]​ Según Infobae, que consultó versiones cercanas al Ejecutivo, la ausencia de declaraciones explícitas del gobierno sobre la ley se debió a una prohibición directa desde la Presidencia del Consejo de Ministros.[352]

Esta norma fue criticada por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) al infringir el derecho a la consulta previa[346]​ y la Agencia de Investigación Ambiental por considerar a la Amazonía como un territorio a seguir colonizando.[353]​ Uno de los representantes de la Aidesep, Julio Cusurichi, expresó que la aprobación de la norma «está hecha para las grandes industrias que van a validar la invasión de estos territorios nuestros».[352]​ Además, diversas organizaciones civiles expresaron su preocupación por el riesgo de que esta norma favorezca a organizaciones delictivas.[350]​ Por otro lado, algunos congresistas presentaron pedidos de reconsideración de la ley, que fueron desestimados de forma irregular;[351]​ mientras que el Poder Judicial ordenó al Congreso a cumplir el derecho a la consulta previa antes de votar sus leyes.[354]​ En 2024, la Comisión de Pueblos Andinos del Congreso aprobó un dictamen para derogar la norma debido a las preocupaciones sobre su impacto en las comunidades indígenas.[355]

Desregulación del transporte público

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En el ámbito de transporte público, se promulgó el Decreto Legislativo 651 para fomentar su desregulación. Con esta misma promulgación, también se disolvió la Empresa Nacional del Transporte Urbano del Perú (ENATRU) para permitir que los servicios de autobuses privados menos exigentes (como los microbuses)[nota 3]​ pudieran operar,[359]​ además de otros servicios privados.[nota 4]

Con estas modificaciones, cualquier empresario tendría la posibilidad de operar líneas de transporte en zonas urbanas sin que sea estrictamente necesario que estén formalizadas.[362]​ Enfocado en atender a la población de escasos recursos,[363]​ el incremento de los servicios por parte de empresas «cascarón» permitió que los conductores competieran entre ellos, arriesgando sus propias vidas. En esta nueva etapa se le conoció como la «guerra del centavo»,[364][365]​ y perduró durante las décadas posteriores.

En el caso de Lima Metropolitana, el municipio implementó la concesión de rutas mediante ordenanzas que se emitían desde finales de la década de 1990, lo que les confirió el derecho de explotarlas.[366]​ La concesión sufrió varios cambios, como la exigencia del medio pasaje en 2004[367]​ y la unificación de las rutas de Lima en 2010. Este último se llevó a cabo como parte del proyecto de un sistema integrado de transporte que buscaba formalizarlas. Posteriormente, la alcaldesa Susana Villarán ofreció una concesión de rutas urbanas y periféricas por al menos una década a las empresas que tuvieran un patrimonio mínimo.[365]

Según Luis Quispe Candia, en la práctica, no se adoptaron medidas para eliminar el concepto de corporaciones «cascarón» con el fin de unificar la formalidad.[368]​ Como resultado, según una investigación de El Comercio en el año 2023, en Lima operaban más de 385 empresas de autobuses.[368]​ A esta situación se sumó el hecho, según informó el periódico, de que algunos colectivos intentaron formar su propio partido político en 2023.[369]​ Los intentos de sustituir las empresas de autobuses por corredores complementarios en Lima no lograron materializarse.[370]

Nuevos patrones de consumo y esparcimiento

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Jockey Plaza Shopping Center, inaugurada en 1997, es uno de los centros comerciales más amplios del país. Además, es el lugar más recurrente por empresarios peruanos, según la Cámara de Comercio de Lima en 2023.[371]

En el ámbito del consumo económico, esta corriente tuvo un impacto social significativo, dando lugar a patrones de consumo novedosos. Se destacó el establecimiento y la prominencia de franquicias internacionales en las principales ciudades, siendo Lima un ejemplo notable.[372]​ No obstante, existe la controversia sobre el tratamiento a sus consumidores, algunos de ellos de la nueva clase media limeña. Esa controversia se manifestó en la venta de productos dirigidos a toda la población peruana,[nota 5]​ la privatización de los espacios públicos y los cambios sociales de la población inmigrante.[374]

Antes del boom económico, el especialista Wilfredo Ardito Vega señaló que, en la década de 2000, los publicistas buscaban segmentar sus mensajes a un público específico, pero esta afirmación contrastaba con la realidad.[375]​ La estrategia de inclusión y reconocimiento de la población andina en sus campañas publicitarias fue ausente en comparación con las realizadas en otros países, como Estados Unidos, Brasil, Inglaterra y Sudáfrica.[375]

Otro detalle, a raíz de la escasez de espacios verdes, es la concesión de los espacios públicos desde los años 1990 con la aprobación de municipios locales.[376]​ Esto permite que la construcción de zonas comerciales como espacios de esparcimiento.[377]​ Entre 2006 y 2011, se construyeron 20 nuevos centros comerciales en Perú, que ofrecen bienes y servicios con financiamiento bancario.[378]​ En 2014, AméricaEconomía señaló que se planificaron construir más centros fuera del país.[379]

Lejos de lo urbano, las playas fueron restringiéndose para convertirse en espacios exclusivos para una determinada población, a pesar de que la Constitución de 1993 las considera lugares públicos.[380]​ Según el informe de 2002 de la Superintendencia Nacional de Bienes Estatales (SBN), 18 playas tienen acceso restringido.[380]​ Algunas de ellas se encuentran en distritos ocupados por barrios cerrados que se han convertido en el lugar de veraneo predilecto de la clase alta y media-alta de la sociedad limeña.[381]

Opinión pública

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Imagen externa
Gráfico sobre la encuesta realizada en 2016 por GFK vía Gestión-
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Existen estudios donde sugiere que la política neoliberal podría conducir a que el electorado en situación de pobreza elija candidatos inestables, en un contexto similar al de los movimientos sociales previos al gobierno de Juan Velasco Alvarado.[382]​ Una encuesta realizada por Apoyo en 1998 reveló que el 68 % de los encuestados desaprobó la política neoliberal.[383]​ En 2010, un 86 % de los encuestados por Ipsos Apoyo estuvieron de acuerdo de modificar parcial o totalmente el modelo económico.[384]​ En 2016 fue de un 72 %, según GFK.[384]

En 2021, cuando Pedro Castilló entró al poder, solo un 26 % de los encuestados por Apoyo manifestaron una posición favorable al modelo económico.[385]​ Dos años después, en un contexto de recesión, el 19 % de los encuestados por Ipsos (cifra que aumentó a 26 % en el sector rural) opinó que, si el modelo económico ha fallado, es por responsabilidad de los empresarios, sustancialmente inferior al 75 % (63 % en el sector rural) atribuido a los políticos.[386]

Una encuesta de Ipsos para Perú 21, compartida en 2023 por Federico Salazar, señaló que el 31 % de encuestados está a favor de que los empresarios asuman responsabilidades en cargos de alto nivel en el gobierno; en cambio, el 64 % de los empresarios está a favor de tales medidas.[387]

Otra encuesta de Ipsos de 2023 para Perú 21 señaló que de cada diez personas encuestadas de todos los sectores económicos, cuatro prefieren formar sus propios emprendimientos, tres ser freelancer, dos trabajar en el sector privado y solo uno en el público. Sobre el sector privado, los encuestados dieron mayor énfasis en la «creación de empleos» y «generación de oportunidades de negocio».[388]​ En ese año, Ipsos señaló que Perú es el cuarto país en el mundo en poner en marcha algún emprendimiento, con el 54 % de los participantes, más que el 31 % del promedio mundial.[389]​ Otros detalles ofrecidos de este estudio es que el 75 % de los emprendimientos se hicieron por cuenta propia y solo el 46 % considera el apoyo del gobierno como un elemento clave.[389]​ También en ese año, el estudio de mercado de Credicorp presentado por Ánimo Inversionista reveló que la mayoría de los casi 1600 peruanos encuestados consideraron que la alternativa de crear empresas era la más atractiva. Esta alternativa tuvo especial interés entre los adultos jóvenes.[390]

Algunos comentaristas, como Christopher Gianotti,[391]​ conductor de un magacín en TV Perú, difunden activamente el mito de que las personas pueden volverse exitosas únicamente «trabajando duro»,[nota 6]​ minimizando la desigualdad económica que existe en el país. Asimismo, la abogada Madeleine Osterling animó a que los empresarios rechacen a las voces opositoras, como el diario La República y las estaciones de radio regionales.[394]​ Estas voces contribuyeron a conocer una perspectiva disidente durante la crisis política de 2021, lo cual provocó el rechazo de los políticos conservadores.[nota 7]

Véase también

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Notas

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  1. Hernando de Soto ya reflejaba la necesidad de atender a la población El otro sendero. Este libro proponía que los ciudadanos tienen que identificarse con la corriente neoliberal y así conseguir su propia identidad.[176]
  2. Pronamachcs fue creado en 1981 en convenio con la Agencia Interamericana de Desarrollo, para atender a cerca de 236 mil personas en situación de pobreza a través de las 6250 organizaciones campesinas a más de dos mil metros de altura.[230]
  3. En Perú, se les conoce como «combis» (en honor a los Volkswagen Kombi)[356]​ a las camionetas rurales, es decir, vehículos con capacidad para 12 pasajeros, mucho menos que los vehículos amarillos de ENATRU. Estos autobuses pequeños operaban en las periferias, en áreas donde la ENATRU no llegaba.[357]​ Luego de extenderse en zonas urbanas, en Lima se intentó poner fin al uso de las camionetas rurales en 2012, cuando la municipalidad emitió la ordenanza 1538, que instauró un programa de chatarreo de dicho tipo de vehículos.[358]
  4. A parte de la masificación del uso de transporte público colectivo, en el gobierno de Alberto Fujimori se importaron taxis de bajo coste, denominados ticos, en referencia a la marca surcoreana de los años 1990.[360]​ Además, se introdujeron los station wagon, un anglicismo relativo a los automóviles de mayor capacidad con modificaciones en su timón.[361]​ El uso de timones modificados continuó legalizándose hasta los años 2010.[359]
  5. Esta afirmación sobre la segmentación del público fue aclarada por Ardito cuando refirió como ejemplos a las inversiones publicitarias por parte de empresas de capital chileno, Saga Falabella y Ripley. Argumentó que se recurrieron a modelos que no se asemejen a la población peruana para promocionar sus productos en catálogos y segmentos televisivos.[373]
  6. Cabe destacar el aporte de Wilfredo Ardito Vega (2006) acerca del supuesto éxito a través del desarrollo económico de las personas rurales. Ardito Vega enfatizó el mito arraigado de que las personas en situación de pobreza son «ociosas y conformistas». Este estereotipo oculta la ineficacia estatal para satisfacer sus necesidades, agravada por barreras geográficas y culturales.[392]​ Patricia Zárate señala que, según la Encuesta Nacional de Percepción de Desigualdades (2023), parte de la población apoya el emprendimiento como herramienta para reducir la pobreza. No obstante, existen discrepancias sobre el papel del Estado en el fomento de esta actividad.[393]
  7. Para un mayor contexto sobre la teoría de la conspiración de los políticos conservadores, véase Mafia caviar.

Referencias

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  1. a b López Lozano, Rafael Baldomero (30 de junio de 2019). «Influencia del neoliberalismo en los principios y valores de las elites empresariales de la ciudad de Lima, Perú». Entramado 15 (2): 202-215. ISSN 2539-0279. doi:10.18041/1900-3803/entramado.2.5714. Consultado el 20 de octubre de 2023. «La mayoría de los entrevistados conciben la nacionalidad peruana sobre la base de un neoliberalismo criollo, esto es, la adaptación del pensamiento neoliberal clásico al contexto peruano. Este sostiene que una comunidad política se encuentra compuesta por individuos que para progresar deben enriquecerse, siendo la única posibilidad de "salir adelante" el trabajo productivo dentro de un mercado libre. [...] Esta narrativa tiene como objetivo integrar a otros a nivel de sociedad [y] brinda protagonismo a los empresarios en la vida política nacional y asegurar sus intereses. [...] Por otro lado, la hegemonía del pensamiento neoliberal no solo parte de la economía sino de la vida en general, siendo esta su forma de concepción de la sociedad. Ella representa a la nación en el sentido de una comunidad de individuos con intereses distintos que para progresar económicamente deben entender que el trabajo es la única forma de generar bienestar. En ese sentido, dentro de los gremios empresariales se genera la riqueza de todos y eso les permite ganar un liderazgo en la toma de decisiones del rumbo de la sociedad». 
  2. Haya de la Torre, 2013, p. 69. «Nos encontramos (entre las diferencias de los tipos de liberalismo) frente a una fundamentación en que la doctrina y la historia de la lucha por la libertad y por la democracia tiene poco o nada que ver con la adulteración maniquea del neoliberalismo criollo, que pretende reducir la política a la economía y esta a los simples supuestos de la competencia perfecta convirtiéndolos en valores».
  3. a b Poole, Deborah (28 de diciembre de 2012). «Corriendo riesgos: normas, ley y participación en el Estado neoliberal». Anthropologica 30 (30): 83-100. ISSN 2224-6428. doi:10.18800/anthropologica.201201.005. Consultado el 26 de octubre de 2023. «Con la reforma neoliberal del Estado en los ochenta y la nueva Constitución de 1993, la fuerza normativa de la ley ya no radica en esta lógica social de una ciudadanía que reivindica sus derechos sociales. En el Derecho administrativo y fiscal neoliberal más bien, la «fuerza de la ley» emerge precisamente de los discursos técnicos con los que el Estado busca universalizar (o «igualar») los derechos individuales dentro de la lógica competitiva del mercado (Plant, 2009). [...] Desde esta perspectiva, la única opción que el Estado ofrece a los cooperativistas es la conversión en una «empresa» y la repartición de sus terrenos bajo títulos particulares. En este sentido, las acciones de los cooperativistas al repartir sus tierras se adecuan a una lógica jurídica neoliberal según la cual el fin del Derecho es el de consagrar y privilegiar los derechos individuales en el contexto del mercado». 
  4. a b Estrada Álvarez, Jairo (2005). Intelectuales, tecnócratas y reformas neoliberales en América Latina. Universidad Nacional de Colombia. p. 180. ISBN 978-958-701-573-7. Consultado el 13 de enero de 2024. «El presidente Belaúnde conformó un equipo económico neoliberal que defendiera la liberación del comercio y estrictas prescripciones monetarias. [...] Debido a la creciente presión de su propio partido político [...], Belaúnde desmontó su equipo neoliberal en 1984». 
  5. a b Súmar Albujar, Oscar Augusto (5 de diciembre de 2017). «Public choice y el consenso de Washington: el caso de la constitución peruana». Revista Facultad de Jurisprudencia. ISSN 2588-0837. doi:10.26807/rfj.v1i2.17. Consultado el 27 de octubre de 2023. «Se debe añadir que la mayoría oficialista en el Congreso Constituyente dejó clara su posición de un neoliberalismo radical, a la par que, con ello, la privatización general de la vida económica quedó sentada en el texto constitucional de 1993. [...]». 
  6. Vargas Villafuerte, Jaime Moisés; Cuevas Calderón, Elder (2 de agosto de 2022). «Neoliberalización de la gestión urbana en Lima metropolitana, Perú». Revista INVI 37 (105). ISSN 0718-8358. doi:10.5354/0718-8358.2022.65453. Consultado el 28 de octubre de 2023. «El embate neoliberal no solo ha permanecido en los modelos económicos; estos, además, se han desplazado hacia orientaciones políticas de hiper-liberalización desenfrenada. La complejidad del caso peruano se puede entender al contrastarlo con sus pares latinoamericanos, quienes, pese a también tener un influjo neoliberal, ofrecen modos de resistencia. [...] En Perú, solo se ha adaptado y adoptado el modelo de libre mercado sin contrapesos, a través de las empresas inmobiliarias, como generadoras de vivienda, gestoras de suelos y redistribución». 
  7. Mendoza, 2023, p. 16. «El proceso de neoliberalización autoritaria que se desplegó en Perú durante la administración fujimorista (1990-2000) estableció las condiciones económicas y jurídicas que viabilizaron la financiarización de la economía y posibilitaron el aprovechamiento del superciclo de commodities del período 2003-2013».
  8. Adrianzén, Carlos Alberto (Noviembre-diciembre de 2014). «Una obra para varios elencos: Apuntes sobre la estabilidad del neoliberalismo en el Perú». Nueva Sociedad (254): 103. ISSN 0251-3552. Consultado el 17 de noviembre de 2023. «A su llegada a Lima, De Soto combinaría su trabajo en una empresa minera con la difusión del pensamiento neoliberal. Para ello organizó dos seminarios, en 1979 y 1981, cuyos protagonistas fueron importantes miembros de la Sociedad Mont Pelerin. [...] Para Desco, estos encuentros obedecían a un doble propósito: a) «dotar de ideología a nuestra clase empresarial» y b) deshacerse de la «indigestión de las ideas generalizadas de la izquierda», tal como afirmó el orador final de aquel encuentro y cabeza del Partido Popular Cristiano, Luis Bedoya». 
  9. Eaton, 2015, p. 129. «Explanations vary of neoliberalism's unusual persistence in Peru. Some explain the resilience of Peruvian neoliberalism as the result of the capture of the state by business interests, particularly the financial sector (DURAND, 2010). Others attribute this persistence not to the private sector but to the public sector, namely entrenched technocrats in key bureaucracies like the Central Bank and Ministry of Economy and Finance whose expertise and mastery of administrative procedure have enabled them to shield the neoliberal regime from political interference (DARGENT, 2011, 2014; VERGARA and ENCINAS, forthcoming). Whatever the cause of this persistence, the inability of opponents of neoliberalism to generate even a serious debate about the neoliberal model stands in sharp contrast to other countries in Latin America, where neoliberalism has been seriously questioned or complemented with important new forms of state-financed social protection (LEVITSKY and ROBERTS, 2011)».
  10. Vaca Hernández, Wendy (2 de enero de 2023). «El BID y el modelo político neoliberal en América del Sur: el caso de Perú». El Trimestre Económico 90 (357): 155-181. ISSN 2448-718X. doi:10.20430/ete.v90i357.1492. Consultado el 28 de octubre de 2023. «Entre fines del siglo XX y principios del XXI Perú atravesó una nueva crisis, la cual se atribuye a factores externos y a las políticas implementadas (Cuba, 2008: 21). Sin embargo, no se alteró el modelo político (Adrianzén, 2014). Más aún, el BID resaltaba la adhesión de Perú al Consenso de Washington (BID, 2002a: 10)». 
  11. Durand, Francisco (2012). «La gravitación del empresariado en la era neoliberal». En Plaza, Orlando, ed. Cambios sociales en el Perú, 1968-2008: homenaje a Denis Sulmont (Segunda edición). Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. p. 230. ISBN 978-9972-42-993-4. doi:10.18800/9789972429934.008. Consultado el 18 de abril de 2024. 
  12. Cabral, Ernesto (13 de junio de 2021). «Las dos caras de un Perú fracturado que recibirá el gobierno del Bicentenario». Ojo Público. Consultado el 19 de junio de 2024. «Por un lado, la costa centro y el norte apuestan por candidaturas que defienden un tipo de modelo económico implementado desde los años 90». 
  13. Díaz Albertini, 2001, p. 131. «Con una clase media que no sobrepasa el 18% de la población nacional y que no contaba con los medios políticos para organizarse y oponerse al régimen debido a la debilidad de los partidos y de las instituciones del Estado, era un sector prescindible en la estrategia de control y dominio político».
  14. Silva Sernaqué, Santos Alfonso (2002). «Control social, neoliberalismo y derecho penal en un país del tercer mundo: El fujimorismo». Control social, neoliberalismo y derecho penal. Ciencias sociales. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Fondo Editorial. ISBN 978-9972-46-187-3. Archivado desde el original el 30 de junio de 2012. Consultado el 28 de octubre de 2023. «El fracaso no ha sido sólo de Fujimori, lo es también de la cúpula militar, de la clase social que lo apoyó en la instrumentalización de sus políticas macroeconómicas. Estas fuerzas, que estuvieron de acuerdo con el autogolpe, son los nuevos ricos que se encuentran ubicados controlando los medios de comunicación masiva como, radio, TV (señal abierta y cerrada), periódicos, revistas amarillas, cable privado, radio telefonía, electrónica e informática, banca y la industria exportadora-extractiva, fundamentalmente. Sin embargo, la información que manejamos es que este sector civil que se benefició del poder en la época del fujimorismo, ahora resucita y apertura puentes con el neo-populismo en el poder con Paniagua a la cabeza». 
  15. Haya de la Torre, 2013, p. 69. «Nos encontramos (entre las diferencial de los diferentes tipos de liberalismo) frente a una fundamentación en que la doctrina y la historia de la lucha por la libertad y por la democracia tiene poco o nada que ver con la adulteración maniquea del neoliberalismo criollo, que pretende reducir la política a la economía y esta a los simples supuestos de la competencia perfecta convirtiéndolos en valores».
  16. Vaz da Motta Brandão, 2017, p. 88. «No caso peruano, sob o governo de Alberto Fujimori (1990/2000), a principal particularidade residiu no fato de que o neoliberalismo foi implantado com base no desmonte das regras do sistema da democracia liberal. Exemplos deste processo foram o auto-golpe de Estado de 1992, as privatizações mediante decretos ditatoriais, a corrupção de importantes setores do Estado, as fraudes eleitorais que permitiram a sua reeleição, a violência utilizada na repressão contra a população indígena e os movimentos insurgentes. Assim, a construção do modelo neoliberal no Peru exigiu a implantação de um Estado autoritário, que destruiunumerosas organizações populares com o único propósito de assegurar a hegemonia do grande capital».
  17. Portocarrero, Gonzalo (9 de marzo de 2016). «El neoliberalismo en el Perú». El Comercio. ISSN 1605-3052. Consultado el 31 de octubre de 2023. «No es gratuito que el neoliberalismo haya llegado al poder en medio del autoritarismo y la corrupción del régimen de Alberto Fujimori. El neolliberalismo no se ha articulado con los valores liberales y democráticos. Y esta es la única forma en que puede perdurar». 
  18. «RMP: "Congreso celebra aquí triunfo de Milei, pero no son liberales, sino conservadores”». larepublica.pe. 20 de noviembre de 2023. Consultado el 22 de noviembre de 2023. «Al respecto, Rosa María Palacios consideró que aquí en el Congreso peruano hay muchos que celebran el triunfo de Javier Milei, pero aseguró que pese a mostrarse como liberales, son, en realidad, conservadores. "Aquí en el Perú los mercantilistas, autoritarios y conservadores en el Congreso creen que son liberales, celebran el triunfo de Milei, pero de liberales no tienen nada, son más bien conservadores", comentó.» 
  19. Holland, Lynn (30 de julio de 2014). «The House on the Mountain: How Mining Corrodes Democracy in Peru». Council on Hemispheric Affairs (en inglés estadounidense). Consultado el 23 de febrero de 2022. 
  20. Gonzales De Olarte, 2006, p. 14. «[B]ajo este modelo, en el Perú se ha generado estabilidad económica con desigualdad social y exclusión, lo que hace latente el conflicto y la violencia social, en la medida que el modelo económico no genera mecanismos fluidos de movilidad social, sobre todo a través del mercado de trabajo y porque el Estado no ha logrado reformarse y reestructurarse fiscalmente para ser un "igualador de oportunidades" y un buen árbitro de conflictos».
  21. Reyes Lostaunau, 1999, p. 61.
  22. Mendoza, 2023, p. 11. «El orden neoliberal peruano se sostuvo mediante la restricción de las vías de participación de las grandes masas populares -particularmente indígenas y campesinas-, el fortalecimiento de una democracia electoral y la acumulación de poder económico y político de las clases dominantes».
  23. Saenz-Armstrong, Patricia (2018). «Economic Liberalism in Peru». Econ Journal Watch 15 (2): 179-200. Consultado el 13 de octubre de 2023. «Tax reform was a chief topic of discussion in this platform that Rodriguez had created. Rodriguez advocated liberalizing policies such as lower tariffs and fiscal reforms, but he also advocated interventions including capital controls, as Peru was exporting heavily and running a negative financialaccount balance». 
  24. a b Orrego, Juan Luis. «Los límites del neoliberalismo en el Perú del siglo XX». Revista Ideele. Consultado el 11 de septiembre de 2023. 
  25. Haya de la Torre, 2013, p. 101. «Estas ideas se difundieron en el Perú desde fines de los años cuarenta, siendo su principal promotor el diario La Prensa, de Pedro Beltrán Espantoso. Por décadas, este periódico se convirtió en el gran propagandista de las ideas de la libertad económica. Su ciclo terminó con las dictaduras militares de Velasco y Morales Bermúdez, pero sus ideas fueron retornadas luego del triunfo de conservadores y republicanos en Gran Bretaña y los Estados Unidos en 1980».
  26. Nemiña, Pablo; Larralde, Juan; Nemiña, Pablo; Larralde, Juan (2018-04). «Etapas históricas de la relación entre el Fondo Monetario Internacional y América Latina (1944-2015)». América Latina en la historia económica 25 (1): 275-313. ISSN 1405-2253. doi:10.18232/alhe.v25i1.858. Consultado el 14 de septiembre de 2024. «En 1954 el FMI firmó los primeros acuerdos stand-by (sba, según sus siglas en inglés) con Perú y México, los cuales dieron el puntapié inicial a una serie de 54 acuerdos con 18 países de América Latina y el Caribe hasta 1961». 
  27. «“Ochenio de Manuel Odría”: su autoritaria llegada al gobierno que dio paso a un cambio de política económica». infobae. 2 de diciembre de 2022. Consultado el 14 de septiembre de 2024. 
  28. Juris.pe (1 de julio de 2022). «Lo que debes conocer sobre la actividad empresarial del Estado». LP. Consultado el 22 de enero de 2024. «Al respecto Lowenthal citado por Álvarez describe la perción que se tenía del Perú por ese entonces: "Antes de 1968, la participación del Estado en la inversión nacional era probablemente menor en el Perú que en cualquier país sudamericano […] La planificación era un anatema, y las empresas estatales eran evitadas"». 
  29. Díaz Albertini, 2001, p. 121. «Los años 50 y 60 fueron de consolidación de la presencia de la clase media en el Estado pero a un costo político alto: la alianza con sectores de la oligarquía. [...] [L]los líderes de la clase media preferirán no enfrentarse ya que esto implicaría establecer alianzas con los sectores populares organizados del país e incluir sus demandas y reclamos en la agenda política».
  30. Solfrini, 2001, p. 46. «The Velasco project—a mixture of radical nationalism, Christian social theory, and Marxism—attempted to promote a sort of “social-democratic concertation” from above, in which all social actors were to participate in a national project of unity instead of struggling with each other».
  31. Díaz Albertini, 2001, p. 122. «Lo curioso es que ni logró terminar con la oligarquía, tarea que sería realizada por el Ejército e, irónicamente, por oficiales provenientes de la clase media».
  32. Acosta, Nebis; Arenas, Olga (1992). «El impacto neoliberal en el Grupo Andino». Cuadernos Latinoamericanos (7): 80-81. ISSN 1315-4176. Consultado el 14 de septiembre de 2024. 
  33. Valladares López, Margarita (20 de enero de 2002). «Reforma constitucional: "construyendo una República de ciudadanos" Entrevista a Henry Pease García Yrigoyen». IUS ET VERITAS (24): 289-296. ISSN 1995-2929. Consultado el 14 de agosto de 2023. «La economía social de mercado proviene básicamente de propuestas social cristianas, que llegan a través del PPC a la Asamblea Constituyente del '79». 
  34. Schuldt, Jürgen (1980). La derecha creativa en el Peru: PPC y ADEX. Universidad del Pacífico. OCLC 959396951. Archivado desde el original el 10 de noviembre de 2023. Consultado el 10 de noviembre de 2023. «Hoy en día, se da un consenso relativamente general en torno a la claridad, contundencia y coherencia del Plan de Gobierno del Partido Popular Cristiano. Prácticamente, todas las tiendas del espectro político coinciden en esa apreciación, aunque puedan no coincidir con una sola de sus propuestas generales o específicas. Los economistas somos los más sorprendidos respecto a este repentino surgimiento de un pensamiento económico neo-liberal en el país. Pero pocos dejaríamos de reconocer la precisión y coherencia (aunque lo sea con los intereses del gran capital) de sus planteamientos y específicamente en lo rela­tivo a la política económica que con tanta insistencia propugna el PPC. [...] El Programa del PPC, así como las Propuestas de ADEX, marcarían así el inicio de una tan ansiada nueva era en el Perú, dejando de lado la improvisación, las ideas vagas, la incoherencia y las frases bonitas. Se terminaría con esto la centuria poética de la política —monopolizada por los abogados— para entrar en una nueva, apoyada cada vez más en la seriedad y creatividad de los técnicos, cuya primera plana estaría conformada necesariamente por economistas». 
  35. a b Figueroa, Adolfo (1982). «El problema distributivo en diferentes contextos sociopolíticos y económicos: Perú, 1950-1980». Desarrollo Económico 22 (86): 163-185. ISSN 0046-001X. doi:10.2307/3466386. Consultado el 12 de octubre de 2023. 
  36. Morón Pastor y Sanborn, 2007, p. 20. «El Congreso otorgó a Belaunde facultades legislativas extraordinarias para decretar un amplio espectro de reformas [...]. La mayor parte de estos incluía medidas de política económica. [...] Pero, a pesar de sus declaradas intenciones de revertir el legado estatista del régimen militar, de hecho, los técnicos no pudieron reformar la burocracia y privatizar las empresas públicas, ni llevaron a cabo una reforma seria de la ineficaz estructura tributaria del país».
  37. Vaz da Motta Brandão, 2017, p. 81. «O segundo governo Belaúnde Terry representou uma tentativa de retomada da política neoliberal no Peru. As ações deste governo, no entanto, levaram o país a um colapso econômico, possibilitando, em 1985, a vitória da APRA, partido membro da Internacional Socialista, encabeçada por Alan Garcia, que chegou ao poder com a promessa de reverter o avanço do neoliberalismo, conter a inflação e distribuir a renda em favor da camada mais empobrecida da população».
  38. Morón Pastor y Sanborn, 2007, p. 23. «En un inicio, contó con la ayuda de las reservas acumuladas gracias a la suspensión del servicio de la deuda, lo que financió un boom de consumo e importación. A través de medidas populistas que tuvieron un impacto inmediato en la vida de los pobres, avivadas a través de manifestaciones y de ampliamente difundidos "balconazos", su popularidad superó el noventa por ciento en 1986, y el APRA logró importantes victorias a lo largo de todo el país en las elecciones municipales de 1986».
  39. Morón Pastor y Sanborn, 2007, p. 23. «A inicios de 1987, sin embargo, las reservas internacionales empezaron a agotarse, y llegó a ser evidente que García y sus asesores no contaban con planes coherentes para avanzar más allá del corto plazo. El boom del consumo y los incentivos al sector privado fracasaron en el intento de estimular el tipo de nueva inversión esperada por García; en cambio, se amplió el déficit en el sector público y la inflación nuevamente comenzó a crecer».
  40. Gonzales De Olarte, 2006, p. 13. «Paradójicamente, un gobierno pro-estatista y nacionalista, como el de Alan García, redujo el tamaño del Estado, a través de los efectos perversos suscitados por sus propias políticas. Al final de este gobierno, la mayor parte de organismos públicos no funcionaban normalmente por falta de recursos».
  41. a b «CAYÓ LEY DE ESTATIZACIÓN DE LA BANCA EN EL PERÚ». El Tiempo (en spanish). 27 de diciembre de 1990. Consultado el 2 de septiembre de 2024. 
  42. «Perú no es la Argentina: le suben nota». www.ambito.com. Consultado el 9 de diciembre de 2023. «Perú, que hace 20 años se convirtió en un paria de los mercados mundiales al dejar de pagar su deuda externa, es ahora un destino favorito entre los inversionistas. El boom económico ocurre bajo el segundo mandato del presidente Alan García, un ex izquierdista responsable del desastre económico en que cayó Perú entre 1980 y 1985, quien ahora defiende el libre mercado y la prudencia fiscal». 
  43. Maxfield, Sylvia; Schneider, Ben Ross (5 de septiembre de 2018). Business and the State in Developing Countries (en inglés). Cornell University Press. p. 228. ISBN 978-1-5017-3197-6. Consultado el 11 de enero de 2024. «Initially, Garcia had considerable goodwill to draw on because the experience with the previous government had been so bad that businesspeople longed to believe in the new alternative. [...] The end of that particular period is well known: García lost all patience and decided to nationalize the banks, and relations broke down completely. [...] As early as 1984, deepening crisis led to the formation of CONFIEP, an umbrella business organization. With "the battle of the banks," CONFIEP became consolidated and more articulate and was thus able to establish a stable relationship with Fujimori from the beginning of his government in 1990. Once the political and economic instability of the late 1980s and early 1990s was overcome, institutional consolidation became possible. Most legislation approved by Fujimori from the start was closely coordinated between government elites and CONFIEP's policy experts.» 
  44. Súmar Albujar, Oscar Augusto (5 de diciembre de 2017). «Public choice y el consenso de Washington: el caso de la constitución peruana». Revista Facultad de Jurisprudencia. ISSN 2588-0837. doi:10.26807/rfj.v1i2.17. Consultado el 27 de octubre de 2023. «Se debe añadir que la mayoría oficialista en el Congreso Constituyente dejó clara su posición de un neoliberalismo radical, a la par que, con ello, la privatización general de la vida económica quedó sentada en el texto constitucional de 1993. [...]». 
  45. Contreras, Carlos; Monsalve, Martín (2022). El Estado y los empresarios en la historia económica del Perú independiente. Nudos de la República. Proyecto Especial Bicentenario de la Independencia del Perú. p. 158. ISBN 978-612-49142-3-2. Consultado el 14 de octubre de 2023. «El Consenso de Washington retomaba las ideas del liberalismo económico del siglo xix, por lo que fue bautizado como «neoliberalismo». Por tener que batallar contra las medidas redistributivas del keyneseanismo de mediados del siglo xx, que habían propiciado diversos programas estatales de ayuda social y empleo, y en América Latina, contra el desarrollismo, que le sumaba a ello, las estrategias de participación del Estado para el logro de una revolución industrial, el neoliberalismo exacerbó algunas líneas maestras del liberalismo clásico, como la exclusión del Estado de las tareas de producción y distribución de bienes, el fiel cumplimiento del equilibrio entre los ingresos y egresos fiscales y la estabilidad de la moneda». 
  46. «20 mil millones de dólares por privatización de empresas». La República. 23 de noviembre de 1996. Archivado desde el original el 28 de noviembre de 1996. Consultado el 16 de diciembre de 2023. «"Cuando en 1998 se culmine con el proceso de transferencia de la participación del Estado en la actividad económica, esta importante medida habrá reportado al país ingresos y compromisos de inversión por un monto cercano a los 20 mil millones de dólares", señaló el primer ministro Alberto Pandolfi». 
  47. Jiménez, 2022, «Crisis internacional y crisis del neoliberalismo», p. 301. «Cuando los partidos políticos se sumaron al movimiento por la democracia, el modelo económico neoliberal y el propio régimen fujimorista habían sido heridos de muerte por la crisis financiera internacional de 1997-1998. Se evidenció su fragilidad y su vergonzante dependencia del capital extranjero».
  48. Tanaka, Martín; Vera Rojas, Sofía; Barrenechea, Rodrigo (2009). «Think tanks y partidos políticos en el Perú: precariedad institucional y redes informales». Dime a quién escuchas... Think tanks y partidos políticos en América Latina. Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral. pp. 230-231. ISBN 978-91-85724-73-4. Consultado el 28 de febrero de 2024. «Ya hemos descrito el caso del IPE, uno de los más grandes e influyentes think tanks de los últimos quince años, desde que se emprendió el giro hacia las reformas neoliberales en el fujimorismo. Su posición a favor de políticas de libre mercado ha sido explícita. De hecho, fue creado en 1994 con el claro mandato de proveer apoyo técnico y conocimiento al Ministerio de Economía y Finanzas, responsable de llevar adelante las reformas estructurales de la época». 
  49. Pee, Robert (2018). The Reagan Administration, the Cold War, and the Transition to Democracy Promotion (en inglés). Palgrave Macmillan. pp. 168-187. ISBN 978-3319963815. 
  50. Mitchell, Timothy (2005). «The work of economics: how a discipline makes its world». European Journal of Sociology (en inglés) 46 (2): 299-310. doi:10.1017/S000397560500010X. 
  51. Brooke, James (27 de noviembre de 1990). «A Peruvian Is Laying Out Another Path». The New York Times (en inglés estadounidense). ISSN 0362-4331. Consultado el 26 de septiembre de 2020. 
  52. Ford Cole, 2018, p. 48. «Neoliberalism came to Latin America in the form of a sociolegal project. It came to Peru by means of the ILD’s property-titling program and its mobilization of a "thin", neoliberal rule of law. Yet this observation alone does not explain the mechanism of action by which neoliberalism advances».
  53. a b Maxfield, Sylvia; Schneider, Ben Ross (5 de septiembre de 2018). Business and the State in Developing Countries (en inglés). Cornell University Press. p. 228. ISBN 978-1-5017-3197-6. Consultado el 11 de enero de 2024. «Initially, Garcia had considerable goodwill to draw on because the experience with the previous government had been so bad that businesspeople longed to believe in the new alternative. [...] The end of that particular period is well known: García lost all patience and decided to nationalize the banks, and relations broke down completely. [...] As early as 1984, deepening crisis led to the formation of CONFIEP, an umbrella business organization. With "the battle of the banks," CONFIEP became consolidated and more articulate and was thus able to establish a stable relationship with Fujimori from the beginning of his government in 1990. Once the political and economic instability of the late 1980s and early 1990s was overcome, institutional consolidation became possible. Most legislation approved by Fujimori from the start was closely coordinated between government elites and CONFIEP's policy experts.» 
  54. Vaz da Motta Brandão, 2017, p. 82. «O pacote de ajuste neoliberal de Fujimori era composto por três estágios. O primeiro de les foi o programa de estabilização, adotado em agosto de 1990, com o intuito de conter a inflação e normalizar o pagamento da dívida externa. O segundo estágio correspondeu às reformas institucionais pró-mercado: a desregulação do mercado financeiro, a flexibilização das relações trabalhistas, as privatizações (possibilitando a entrada de capital estrangeiro) e o esforço para reduzir o déficit fiscal. Por fim, a reintegração do Peru no circuito financeiro internacional (SOTELO, 2005, p. 21)».
  55. Gonzales De Olarte, 2006, pp. 15-16. «La nueva fórmula se parecía bastante al régimen del general Manuel A. Odría (1950-56), aunque el contexto internacional era bastante diferente y el Perú era un país muy distinto».
  56. Redacción (1 de abril de 2009). «Incidencias del primer día de autodefensa de Alberto Fujimori en megajuicio». RPP Noticias. Consultado el 9 de diciembre de 2023. 
  57. «PERÚ BUSCA SOCIOS PARA PRIVATIZACIÓN:». El Tiempo. 7 de junio de 1991. Consultado el 18 de septiembre de 2024. 
  58. Instituto Peruano de Economía (26 de mayo de 2021). «Los resultados del Estado empresario». El Comercio. Consultado el 2 de noviembre de 2023. 
  59. «EMPRESARIOS, DEL LADO DE FUJIMORI». El Tiempo. 9 de abril de 1992. Consultado el 18 de septiembre de 2024. 
  60. Solfrini, 2001, p. 59. «The reasons for this “auto-coup” were various: to enforce deeper and faster liberal reforms without obstacles or mediation, and to implement counter-insurgency measures drawn up by the military».
  61. Solfrini, 2001, p. 58. «In February 1991, Carlos Boloña, an extreme believer in "free market natural law", was appointed minister of economy and finance. A genuine advocate of neoliberal radical orthodoxy, he liberalized the market, privatized state-owned enterprises, and began the deregulation of labor relations. As during the military regime, the government governed by decree and social sectors were informed only after reforms were implemented».
  62. Haya de la Torre, 2013, p. 101. «Carlos Boloña, el ministro de Economía que se encargó de imponer las pautas neoliberales, resumió con claridad el proyecto aplicado en lo que calificó como los cinco principios, las cinco reformas y los cinco resultados del programa económico».
  63. Vaz da Motta Brandão, 2017, p. 84. «No dia seguinte ao golpe de Estado, o ministro da Economia, Carlos Boloña Behr, anunciaria a aplicação de um conjunto de reformas econômicas neoliberais».
  64. a b Orihuela, José Carlos (January–June 2020). «El consenso de Lima y sus descontentos: del restringido desarrollismo oligarca a revolucionarias reformas estructurales». Revista de historia (Concepción, Chile) 27 (1): 77-100. 
  65. «FUJIMORI, NEOFASCISTA: NEOLIBERALES». El Tiempo. 11 de abril de 1992. Consultado el 18 de septiembre de 2024. 
  66. Reyes Lostaunau, 1999, p. 67.
  67. Cevallos, Rumi (19 de diciembre de 2021). «Germán Alarco: “El modelo de crecimiento fue inestable y agravó la desigualdad y no resolvió la pobreza”». larepublica.pe. Consultado el 19 de diciembre de 2023. 
  68. Balbi, Carmen Rosa (2012). «La recomposición de las clases medias y el voto en el Perú». En Plaza, Orlando, ed. Cambios sociales en el Perú, 1968-2008: homenaje a Denis Sulmont (Segunda edición). Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. pp. 245-270. ISBN 978-9972-42-993-4. doi:10.18800/9789972429934.008. Consultado el 18 de abril de 2024. 
  69. Díaz Albertini, 2001, p. 131. «¿Y las clases medias? Ellas fueron las grandes ausentes en la política fujímorista. Como hemos mencionado anteriormente, la estabilización económica y el ajuste estructural tuvo un impacto negativo en amplios sectores de las clases medias. La disminución del empleo tradicional en el Estado, el aumento en los impuestos, la falta de generación de empleo (especialmente durante 1998-2000, años de recesión), el recorte en sus derechos laborales, entre otros aspectos, no fueron compensados con políticas pensadas para los sectores medios».
  70. «Reelección [de] Fujimori da confianza y seguridad a grandes inversiones». Gopher Archive (Lima). Andina. 10 de abril de 1995. Consultado el 11 de mayo de 2024. «"Los dueños de los grandes capitales ven con buenos ojos la reelección de Fujimori porque les asegura que la legislación referida al apoyo a las inversiones continuará", insistió». 
  71. a b Ford Cole, 2018, p. 47. «Even though the Peruvian government found that the 1996 version of the program, to which it had provided a modicum of support, had been a failure, it was received and represented in international development circles as a resounding success. This was in large part due to a study conducted by the American economist Erica Field that judged actual effects of the program –modest increases in labor participation, largely explainable by other phenomena – as evidence of success writ large. The study and promotion of the property titling program collapsed "the role of corporations, governments, and other complex arrangements of agency and power" by simplifying them into individual actors governed by rules of property (Mitchell 2009, 401)».
  72. «FUJIMORI VISITA A LOS TIGRES LIMA». El Tiempo. 11 de noviembre de 1991. Consultado el 18 de septiembre de 2024. 
  73. «Perú seguirá con modelo neoliberal». La República. 21 de noviembre de 1996. Archivado desde el original el 28 de noviembre de 1996. Consultado el 17 de diciembre de 2023. 
  74. «Fujimori afirma que inversionistas son socios de nuestro desarrollo». La República. 14 de septiembre de 1996. Archivado desde el original el 29 de noviembre de 1996. Consultado el 17 de diciembre de 2023. 
  75. Aquino Rodriguez, Carlos (31 de diciembre de 1998). «La crisis asiática, sus efectos en el Perú y su impacto de la incorporación del Perú al APEC». Gestión en el Tercer Milenio 1 (2): 43. ISSN 1728-2969. doi:10.15381/gtm.v1i2.10052. Consultado el 2 de septiembre de 2024. 
  76. «Perú se compromete a liberalizar su comercio». La República. 16 de noviembre de 1998. Archivado desde el original el 4 de diciembre de 2000. Consultado el 25 de diciembre de 2023. 
  77. Diario La República (17 de enero de 1999). «Gustabo Mohme opina que la aprobación de...». Gopher Archive. Consultado el 13 de mayo de 2024. 
  78. Espinoza, Analí (7 de junio de 2024). «Ministra Hania Pérez defiende incrementos en tarifas del agua: “Las EPS no tienen los ingresos para operar”». infobae. Consultado el 8 de junio de 2024. 
  79. Oré, María Teresa; Rap, Edwin (1 de abril de 2009). «Políticas neoliberales de agua en el perú. antecedentes y entretelones de la ley de recursos hídricos». Debates en Sociología (34). ISSN 2304-4284. doi:10.18800/debatesensociologia.200901.003. Consultado el 20 de noviembre de 2023. «En 1994 se presentó al debate el nuevo anteproyecto de Ley de Aguas, con el que se buscaba la privatización del recurso hídrico y la creación de un mercado de aguas. [...] Sus principales impulsores eran precisamente el ministro de Agricultura, funcionarios de la Intendencia de Recursos Hídricos y economistas funcionarios del Banco Mundial. Mientras que otras reformas legales para una liberalización de los mercados de recursos naturales no tuvieron semejante oposición, la proyectada nueva Ley de Aguas no pudo ser promulgada. El nuevo panorama económico neoliberal del Gobierno dio origen a nuevas leyes de tierras y bosques, así como numerosos decretos leyes. [...] El BM, que al inicio de los años noventa promovió el mercado de aguas, a fines de esa década ya no estaba seguro de las bondades de la privatización del agua. [...]». 
  80. Enríquez Hurtado, Raúl (2022). Agua potable y saneamiento en Perú. Friedrich-Ebert-Stiftung. p. 17. Consultado el 10 de diciembre de 2023. 
  81. a b GESTIÓN, NOTICIAS (11 de diciembre de 2012). «Sunass: Las 50 empresas de agua potable que operan a nivel nacional exigen mayor autonomía | ECONOMIA». Gestión. Consultado el 8 de junio de 2024. 
  82. «DL 887 sólo busca generar inversión privada en salud». La República. 17 de noviembre de 1996. Archivado desde el original el 29 de noviembre de 1996. Consultado el 17 de diciembre de 2023. 
  83. Reyes Lostaunau, 1999, p. 70.
  84. «"Pueden haber problemas de sanción económica"». La República (Perú). 24 de octubre de 1999. Archivado desde el original el 18 de diciembre de 2002. Consultado el 12 de noviembre de 2023. 
  85. Reyes Lostaunau, 1999, pp. 69-70.
  86. «Gobierno debe modificar normas que violan convenios celebrados con OIT». La República. 28 de diciembre de 2000. Archivado desde el original el 23 de septiembre de 2003. Consultado el 15 de noviembre de 2023. «En cuanto a la oposición de los empresarios para revisar esas normas laborales, Javier Mujica dijo que fueron precisamente ellos quienes durante la década pasada se beneficiaron y gracias a esas normas se subsidió la actividad económica de muchas empresas.» 
  87. «Gobierno denunciará cuatro convenios suscritos con OIT». La República. 30 de octubre de 1996. Archivado desde el original el 29 de noviembre de 1996. Consultado el 17 de diciembre de 2023. 
  88. «Despidieron a 500 mil trabajadores estatales en la década fujimorista». La República. 17 de agosto de 2000. Archivado desde el original el 5 de diciembre de 2000. Consultado el 15 de noviembre de 2023. «Alrededor de 500,000 trabajadores de las ex empresas públicas fueron despedidos en la presente década, empero, esto no ha significado una reducción del aparato estatal, ni mucho menos una modernización del mismo, puesto que la burocracia ha aumentado y la ineficiencia no ha desaparecido». 
  89. «Despedidos pasan por difícil situación». www.gatoencerrado.net. 29 de mayo de 2002. Consultado el 13 de marzo de 2024. 
  90. «Corte Interamericana condena a Perú por violar derechos laborales de 164 trabajadores en años noventa». Gestión. 21 de diciembre de 2017. Consultado el 17 de diciembre de 2023. 
  91. Durand, 2004, p. 44. «Luego de la crisis recesiva de 1998 y el colapso del gobierno autoritario de Alberto Fujimori […], surgió una autoevaluación de los neoliberales que gestaron y administraron. La obra [escrita por Roberto Abusada] insistía en el buen camino y la necesidad de continuar “profundizando las reformas”. Se afirmaba que “las reformas de 1991-1997 no han dado paso en el Perú a una segunda etapa”, y que era necesario no solo que “se completen estas reformas” sino que se avance en el desarrollo de instituciones fundamentales para el desarrollo moderno de la economía de mercado (2000: 26. tomo 1)».
  92. «No será tan fácil salir de la crisis económica». La República. 3 de agosto de 2000. Archivado desde el original el 18 de enero de 2003. Consultado el 15 de noviembre de 2023. «Marthans reiteró que «no es tan fácil salir del problema como lo fue en 1991», año en el que «la receta del texto era básica para salir del problema». Hoy, agregó, la situación es mucho más grave». 
  93. «Si el fujimorismo se perpetúa será responsable». La República. Archivado desde el original el 20 de febrero de 2001. Consultado el 12 de noviembre de 2023. «"La recesión actual y las consecuencias sociales del neoliberalismo están generando las condiciones para un cambio drástico de las políticas y de su concepción neoliberal. La oposición debe estar preparada para enfrentar este reto. Si el fujimorismo se perpetúa, será responsable de una reacción social sin precedentes en el siglo que termina. Considérese que la pobreza es más triste y deprimente que antes. Hay una especie de perversión moral asociada a la precarización de los espacios públicos y colectivos que puede devenir en un conflicto social de consecuencias imprevisibles", [dijo Félix Jiménez]». 
  94. Gonzales De Olarte, 2006, p. 20. «Se podría decir que también, desde un punto de vista económico, [el gobierno de Valentín Paniagua] fue un momento de transición de una economía que durante el período fujimorista funcionó y creció basada sobre los factores de la liberación económica y financiera provocados por las reformas mismas, mientras que después de la crisis asiática y sobre todo a partir del 2000 los factores de crecimiento provinieron de la dinámica de países como la China, los Estados Unidos y los países de América del Sur, cuya demanda supo aprovechar el Perú en la medida que durante la década anterior se había incrementado notablemente su oferta exportadora, gracias a las nuevas inversiones sobre todo en minería. La cautela económica del gobierno de transición parecía sintonizar con estos cambios, pues su política económica siguió los fundamentos convencionales bajo la estrecha supervisión de los organismos de Washington».
  95. Salazar, Elizabeth (14 de noviembre de 2016). «Privilegios fiscales: Los millonarios impuestos que no cobra el Estado». Ojo Público. Consultado el 4 de noviembre de 2023. 
  96. «DS 120-94 EF: beneficios para unos pocos». larepublica.pe. 14 de febrero de 2003. Consultado el 28 de octubre de 2023. «La publicación de los informes de la SUNAT sobre las pérdidas tributarias originadas por el DS 120 94 EF es un importante paso para que la opinión pública vea, desde adentro, la enmarañada trama que caracterizó las relaciones económicas entre el gobierno de Fujimori y sectores del empresariado, al amparo del neoliberalismo vigente en esa época». 
  97. Durand, 2004, p. 49. «En el caso del DS 120-94-EF, el Estado operó con gran rapidez y efectividad porque varios de sus órganos claves fueron permanentemente capturados o fuertemente influidos por intereses económicos por medio de la presencia directa de empresarios rentistas en el Estado y, más generalmente, por la asociación interesada de la tecnocracia que operó en él y fuera de él por medio de una correa de trasmisión que legalizó el "lobismo"».
  98. Sierralta Ríos, Aníbal (2005). Negociaciones comerciales internacionales: texto y casos (Primera edición). Pontificia Universidad Católica del Perú. p. 240. ISBN 978-9972-42-719-0. Consultado el 28 de octubre de 2023. «En septiembre de 1993, el gobierno dictó el Decreto Supremo 120-94-EF, que establece una exoneración tributaria para las empresas que decidieran fusionarse o escindirse, permitiéndoles mecanismos para reducir la tasa del impuesto que debían pagar. [...] El ejemplo muestra una acción de lobby de las empresas transnacionales en provecho propio, haciendo renunciar al Estado de su soberanía y esbozando dos conductos del ente recaudador: benévolo frente a la acción del mecanismo y enérgico con los pequeños empresarios». 
  99. «Gobierno anuló normas sobre contratos de privatizadores». La República. 22 de abril de 1999. Archivado desde el original el 12 de marzo de 2001. Consultado el 11 de noviembre de 2023. «Las críticas del presidente Alberto Fujimori contra los funcionarios públicos que, luego de pertenecer a una comisión de privatización, aparecen como directivos de empresas privatizadas son resultado de medidas tomadas por el mismo mandatario, después del golpe de 1992, declaró ayer el congresista Javier Diez Canseco. Dijo que el presidente retiró de la Ley de Presupuesto la prohibición de dichas contrataciones y la sanción para las empresas que contraten a estos funcionarios. "Todas las Leyes de Presupuesto, hasta la que rigió para 1992, antes del golpe, prohibían el pase de funcionarios por un período de cinco años desde que dejaban el cargo público. Las empresas que incumplían este disposición podían quedar inhabilitadas para tener contratos con el Estado", recordó. Diez Canseco señaló que, antes del golpe, el oficialismo pugnaba porque se elimine esta prohibición, argumentando que se impedía a los funcionarios salientes aportar a la empresa privada.» 
  100. AP / Grupo Reforma (18 de julio de 2000). «Empresarios peruanos pierden la paciencia». La República. Archivado desde el original el 9 de agosto de 2002. Consultado el 19 de noviembre de 2023. «El presidente Alberto Fujimori [...] encara ahora las molestias de los inversionistas extranjeros, inconformes con lo que perciben como un giro populista de sus políticas económicas. El deprimido sector financiero peruano expresó esta semana su estupor ante los indicios de que el gobierno de Fujimori se dispone a revertir 10 años de políticas de libre mercado [...]. El nuevo empeño de Fujimori se dirige a la aprobación de una docena de proyectos de ley, elaborados mediante decretos presidenciales «urgentes» [...], como la eliminación de excepciones tributarias a las ganancias generadas en nuevos proyectos mineros. [...] Todo un abanico de economistas, políticos opositores y líderes empresariales califican tales reformas como equivocadas, particularmente en un momento en el cual Perú es un país vulnerable a los vaivenes políticos y a la huida de inversiones extranjeras.» 
  101. «FUJIMORI ENTREGA LA ECONOMÍA A UN NEOLIBERAL». El Tiempo. 30 de julio de 2000. Consultado el 18 de septiembre de 2024. 
  102. «El Consenso de Lima». La República (Perú). 24 de octubre de 1999. Archivado desde el original el 27 de mayo de 2013. Consultado el 12 de noviembre de 2023. 
  103. Lissardy, Gerardo (12 de septiembre de 2024). «“Fujimori dibujó una suerte de manual del líder antidemocrático contemporáneo que mata a la democracia desde dentro”». BBC News Mundo. Consultado el 13 de septiembre de 2024. 
  104. Ulfe, María Eugenia; Ilizarbe, Carmen (1 de enero de 2019). «El indulto como acontecimiento y el asalto al lenguaje de la memoria en Perú». Colombia Internacional (97): 117-143. ISSN 0121-5612. Consultado el 29 de agosto de 2024. «[L]os cuatro presidentes gobernaron para asegurar la sostenibilidad del régimen neoliberal instaurado durante el fujimorato. Un pacto implícito para garantizar la continuidad del neoliberalismo se selló durante el proceso de transición. Este se hizo evidente en el propio Acuerdo Nacional, el espacio de diálogo y concertación instituido por el presidente Toledo en 2002 con diversos actores sociales, económicos y políticos para establecer “29 Políticas de Estado como base para la transición y consolidación de la democracia, la afirmación de la identidad nacional y el diseño de una visión compartida del país a futuro” (Presidencia del Consejo de Ministros 2002, 11). El énfasis explícito del Acuerdo Nacional se hizo en el fortalecimiento del Estado de Derecho y la democracia, pero de modo implícito respaldó la vigencia del régimen neoliberal instaurado formalmente por el fujimorismo en la Constitución de 1993». 
  105. «Confiep presentará recomendaciones a la Carta de Intención esta semana». Síntesis. Archivado desde el original el 22 de febrero de 2001. Consultado el 6 de mayo de 2024. «Roque Benavides consideró adecuada la reacción del Superintendente de Banca y Seguros, Luis Cortavarría, de cortar estos rumores a los que calificó de terrorismo financiero pues los bancos referidos están sólidos». 
  106. Lust, 2019, p. 15. «The neoliberal orientation of the Peruvian governments was not changed after the “fall” of President Fujimori in 2000. His successor Alejandro Toledo (2001–2006) reinserted the country within the “family of democratic nations” and started with what might be called the third phase of the neoliberal program, i.e., the institutionalization of the reforms. It was his government that formally established the Peruvian Agency to Promote Private Investments (Proinversión) that was assigned the task to systematically sell off the public assets».
  107. a b Solfrini, 2001, p. 46. «The Toledo administration intended to use fiscal policy, and revenues from further privatization, to implement social programs and sectoral policies that had been strongly opposed by Fujimori’s government. [...] Toledo’s government increased the budget for health and education, reduced the defense budget, and started negotiations with the international financial institutions for an external debt payment that would not inhibit economic growth. Furthermore, the government decided to increase wages somewhat, and enacted a law on social tariffs for electricity. With respect to labor relations, the government decided to reorganize the Consejo Nacional del Trabajo (National Labor Council), in which all social actors involved in labor relations participate. The word "concertation" returned to the Peruvian political vocabulary».
  108. «Presidente Toledo afirma que su Gobierno continuará con privatizaciones empresas estatales». Primerapagina.com. 14 de junio de 2002. Archivado desde el original el 3 de julio de 2002. Consultado el 22 de diciembre de 2023. 
  109. «Otra postergación privatizadora». www.gatoencerrado.net. 20 de mayo de 2002. Consultado el 12 de marzo de 2024. 
  110. Semana (24 de junio de 2002). «Alejandro Toledo: entre el neoliberalismo y la pared». Semana.com Últimas Noticias de Colombia y el Mundo. Consultado el 27 de octubre de 2023. 
  111. «Orden en las ideas privatizadoras». www.gatoencerrado.net. 20 de mayo de 2002. Consultado el 12 de marzo de 2024. 
  112. a b Alarco Tosoni, 2019, p. 18. «El neoliberalismo peruano adquiere una forma concreta a través del denominado Consenso de Lima que es más radical y ortodoxo que el Consenso de Washington. Aquí los intereses particulares conducen siempre al interés colectivo [...]. Se procura un Estado Mínimo con reducida presión tributaria. [Se sustenta también que] ninguna empresa pública es justificable. No cabe intervención estatal alguna en los mercados. Se debe promover la apertura comercial y financiera total. No debe existir regulación alguna a las [adquisiciones y fusiones] empresariales. El Estado debe limitarse a la promoción de la igualdad de oportunidades, sin enfrentar la elevada desigualdad. La inversión privada es el único motor del crecimiento económico y los sectores extractivos su puntal. Los sobrecostos laborales, los conflictos sociales y la tramitología son la única causa para el menor crecimiento económico, entre otros (Alarco, 2017b)».
  113. Alarco, Germán. «Consenso de Lima». Gestión. Consultado el 13 de enero de 2024. 
  114. Dargent, Eduardo (1 de mayo de 2021). El páramo reformista: Un ensayo pesimista sobre la posibilidad de reformar al Perú. Fondo Editorial de la PUCP. p. 41. ISBN 978-612-317-654-9. Consultado el 13 de enero de 2024. 
  115. Jiménez, 2022, «Límites del crecimiento económico neoliberal», p. 214. «El gobierno de Alan García ha llevado hasta el límite la ideología neoliberal. Su discurso, supuestamente modernizador, se resumen en inversión extranjera sin condiciones, exportaciones competitivas con bajos salarios y un Estado que vende, consesiones y alquila "cerros y tierras del país para ponerlos en valor con compradores o inversionistas extranjeros", y que excluye a las comunidades campsinas y poblaciones nativas de la sierra y selva del país».
  116. «Presidente de la Confiep: Alan García ha cambiado, pero no se le cree». portal.andina.com.pe. 2 de diciembre de 2005. Consultado el 18 de noviembre de 2023. 
  117. Jiménez, 2022, «Límites del crecimiento económico neoliberal», p. 221. «Las políticas neoliberales han debilitado estructuralmente a la economía interna. Ahora es más dependiente de la economía internacional. Alan García restauró el estilo de crecimiento primario-exportador del fujimorismo. Alteró los precios relativos en contra de las exportaciones no tradicionales y eliminó, así, el tímido cambio emprendido durante el gobierno de Alejandro Toledo. Estimuló la competitividad de estas exportaciones mediante el mayor abaratamiento del costo de trabajo ("cholo barato") y abrió más el comercio a las importaciones al bajar aranceles y firmar los TLC».
  118. Mendoza, Duárez; Luis, Jorge (2018-12). «Ser aprista en tiempos neoliberales: Un análisis discursivo del segundo gobierno de Alan García Pérez (2006-2011)». Temas y Debates (36): 113-136. ISSN 1853-984X. Consultado el 27 de octubre de 2023. «Frente a la insuficiencia del "Consenso de Washington", García planteó la necesidad de un cambio, de un nuevo consenso basado en la unión y la justicia social. Este nuevo consenso significaría "la hora del pueblo", en otras palabras, las políticas de Estado bajo el gobierno aprista serían dirigidas preferentemente hacia aquél pueblo empobrecido». 
  119. «Francisco Sagasti: Tesis de "El perro del hortelano" es parte de una cantaleta que no extraña que sea apoyada por la CONFIEP». IdeeleRadio. 5 de noviembre de 2007. Archivado desde el original el 11 de noviembre de 2007. Consultado el 28 de marzo de 2024. «En otro momento, [Francisco Sagasti] afirmó que detrás de las movilizaciones que realiza el gremio minero y los cocaleros, existen motivaciones de carácter político, social y económico. Con respecto a la invocación del gobierno de no entorpecer la explotación de recursos naturales, señaló que más bien falta una visión de cómo redistribuir esta riqueza». 
  120. Gonzales De Olarte, 2006, p. 24. «Por ello, Alan García "derechizó" su discurso y sus promesas, se acercó a los organismos internacionales y, ya en el gobierno, firmó una carta de intención con el FMI (cuando ya no es técnicamente necesario), prometió continuidad jurídica sobre todo para la inversión extranjera, escogió a un economista ortodoxo para el puesto de Ministro de Economía, le ofreció la presidencia del Banco Central a la conservadora Unidad Nacional y conformó su gabinete con una mayoría no aprista, con un importante contingente de neoliberales. Al parecer, quería dar una señal clara, sobre todo hacia fuera, de que en su gobierno habría sobre todo continuidad y, eventualmente, algunos cambios que no alterarían las expectativas económicas».
  121. a b «El Consenso de Lima». La Republica. 11 de mayo de 2013. Archivado desde el original el 20 de julio de 2020. Consultado el 23 de febrero de 2022. 
  122. Drinot, 2014, p. 173. «For sure, export commodities continue to play a key role in Peru economic fortunes, but the export quantum, though still dominated by minerals, is increasingly diversified and includes both a growing range of nontraditional primary commodities (particularly foodstuffs such as asparagus, paprika, mangoes, and coffee) and manufactured foods».
  123. Drinot, 2014, p. 173. «One of the most interesting but little examined social consequences of Peru’s recent economic growth has been the consolidation of a new social stratification based primarily on patterns of consumption. [...] In a sense, Peruvian society is divided into three social classes: those with access to unlimited credit, those with access to some credit at still relatively high rates (although lower than in many other Latin American countries), and those excluded from credit».
  124. Jiménez, 2022, «Límites del crecimiento económico neoliberal», pp. 220-221. «El crecimiento del periodo actual (años 2010), comparado con el de 1959-1967, se sustente en los altos precios de las materias primas sino también en el liderazgo de sectores no transable de baja productividad».
  125. «Existe campaña poco solidaria con la industria nacional». La República. 26 de junio de 2004. Archivado desde el original el 9 de septiembre de 2004. Consultado el 2 de enero de 2024. 
  126. Adrianzén, Carlos (Septiembre de 2009). «"El Peru sigue el modelo chileno": ¿Realmente el desarrollo económico peruano viene encaminándose por el mismo rumbo que el que sigue el vecino del sur desde años atrás?». Perú Económico 32 (9). Archivado desde el original el 10 de enero de 2024. Consultado el 10 de enero de 2024. «Ellos se han gobernado comparativamente mejor que nosotros. A pesar de que tenemos gente emprendedora y más recursos naturales que ellos, los chilenos resultan mucho más ricos que nosotros. [...] El Perú en los últimos años ha aprendido mucho en materia de política económica, pero no ha avanzado tanto en tareas institucionales pendientes. [...] Pero no hemos avanzado ni una fracción del terreno caminado por nuestros vecinos en ámbitos como competitividad, mercado laboral, educación y salud públicas o reforma integral del Estado». 
  127. Panfichi, Aldo; Dolores, Juan (22 de noviembre de 2016). «Representação político-eleitoral no Peru: fragmentação e construção partidária (2001-2016)». Revista USP (en inglés) (109): 11-30. ISSN 2316-9036. doi:10.11606/issn.2316-9036.v0i109p11-30. Consultado el 14 de agosto de 2024. «No entanto, Keiko deixou para trás a prática do Fujimorismo dos anos de seu pai, Alberto Fujimori, quando não se construía organização polí-tica permanente e, sim, criavam-se agremiações eleitorais com nomes para a ocasião e com um candidato inapelável (Cambio 90, Vamos Vezinho, Nova Maioria). Keiko viajou por todo o país procurando institucionalizar e revitalizar suas bases partidárias e, ao mesmo tempo, identificar pessoas prestigiosas, mas sem experiência partidária, para integrá-las à organização. Dessa maneira, o FP se caracteriza por, de um lado, apresentar candidatos estreitamente vinculados ao partido e, de outro, personalidades sem experiência política prévia, mas prestigiosas em nível local ou regional, em sua maioria provenientes do setor privado». 
  128. a b Lust, 2019, p. 16. «In June 2016, it was the turn to former banker and declared neoliberal Pedro Pablo Kuczynski. Kuczynski was one of the two Peruvians present at the famous meeting in Washington that led to the Washington Consensus 1989. As one might expect, no changes were made in the development model. This model is based on the export of the country’s abundant mineral resources and a free and (relatively) unregulated functioning of the markets. It is accompanied by, among others, projects to provide infrastructure for a more effcient fow of these resources, and the fscal redistribution of wealth to social layers that are affected the most by this model (Lust 2014, 208–16; 2016, 203–5)».
  129. «Otro neoliberal». Página/12. Consultado el 28 de octubre de 2023. 
  130. Rivas Frías, Bruno (12 de diciembre de 2019). «PPKausas, una red digital juvenil que defendió el sistema neoliberal». Conexión (12): 73-90. ISSN 2413-5437. doi:10.18800/conexion.201902.005. Consultado el 28 de octubre de 2023. «En consecuencia, podríamos identificar que la propuesta política de la red virtual formada por los seguidores del candidato Pedro Pablo Kuczynski en las elecciones del 2011 habría sido conservadora porque buscaba defender el sistema neoliberal y obedecía a las dinámicas de la sociedad de consumo». 
  131. Reyes, Antonio Romero (28 de diciembre de 2018). «Neoliberalismo, antipolítica y crisis de la política en el Perú». Revista de Sociología (27): 53-69. ISSN 1609-7580. doi:10.15381/rsoc.v0i27.18963. Consultado el 29 de octubre de 2023. «El crecimiento económico que experimentó el Perú, y al que tanto se le rinde culto por parte de políticos, grandes empresarios y periodistas, vino acompañado por el descrédito de la política, los partidos políticos y la institucionalidad democrática en general. [...] Lo grave es que el desfallecimiento de esa política, en las condiciones actuales del Perú, está dejando un agujero negro que nadie, ningún actor colectivo, ningún “salvador providencial”, ninguna institución por muy democrática y confiable que fuese, es ni será capaz de llenar por sí mismo». 
  132. Amancio, Nelly Luna (30 de agosto de 2020). «Bruno Seminario: “Esta pandemia cierra el periodo neoliberal”». Ojo Público. Consultado el 29 de octubre de 2023. «Esas personas no han entendido lo que está ocurriendo. Lo que sí queda claro que esta pandemia cierra el período neoliberal, capaz diez años antes de lo que yo lo había anticipado. El período que se viene en el Perú ya no será el de un periodo neoliberal». 
  133. Francke, Pedro (20 de febrero de 2019). «Tres razones para decirle adiós al neoliberalismo». Consultado el 2 de noviembre de 2023. «Pero para Alfredo Torres el gran problema de la izquierda y Verónika Mendoza es “oponerse al rol del mercado en la asignación de recursos”. Usa el mismo discurso neoliberal de hace tres décadas que sostiene que el estado no debe intervenir en la economía para nada porque el ‘mercado libre’ supuestamente es eficiente. Un poquito desfasado, por decir lo menos; ya hace más de una década que hasta organismos como el BID o el Banco Mundial reconocen la necesidad de políticas industriales, que significan precisamente el apoyo del estado a determinadas actividades innovadoras». 
  134. «Auge y caída del orden neoliberal». Revista Ideele. 21 de febrero de 2023. Consultado el 29 de octubre de 2023. «En realidad, hay que reconocer que, en toda nuestra historia republicana, el único período que se podría denominar como de “orden político” es el neoliberalismo, que empezó con Fujimori en 1990 y que duró hasta el 2016, con Kuczynski; nada menos que un total de 26 años. Durante ese período se logró estabilidad económica, significativo consenso político, y un mayoritario respaldo de la población que sintió los beneficios del crecimiento económico y de las novedosas políticas sociales». 
  135. «María Antonieta Alva: "Algunos dicen que soy de Patria Roja, otros dicen que soy de la Confiep"». Gestión. 2 de septiembre de 2020. Consultado el 29 de enero de 2024. 
  136. «Clase media en Perú se redujo a la mitad debido a crisis causada por la pandemia». Diario La República. 6 de julio de 2021. Consultado el 7 de junio de 2024. 
  137. Francke, Pedro (1 de diciembre de 2021). «10 Lecciones de la Pandemia para una economía que cuide nuestra salud». Económica (12): 41-44. Consultado el 29 de octubre de 2023. «Pero lo que se demuestra en todo el mundo y no solo en el Perú es que cuando se intenta reactivar la economía al estilo neoliberal, del estilo "haga cada quien lo que quiera y sálvese quien pueda" mientras la epidemia está a toda velocidad, eso no sólo agrava el ritmo de contagios y muertes sino que la demanda y el empleo siguen reducidos porque la gente no va a salir a consumir masivamente. [...] Para el Perú las estadísticas indican que más de la mitad de las mujeres y hombres adultos en el Perú tiene sobrepeso u obesidad, y muchos países americanos tienen este problema agravado, bajo el predominio de este "libre mercado" y que las empresas vendan lo que quieran sin avisos ni advertencias claras para que cada consumidor resuelva por su cuenta.» 
  138. Ayala-Colqui, Jesús (15 de febrero de 2022). «El nacimiento del "liberfascismo" y los distintos modos de gestión de la pandemia en América Latina». Prometeica - Revista de Filosofía y Ciencias (24): 182-199. ISSN 1852-9488. doi:10.34024/prometeica.2022.24.12956. Consultado el 1 de noviembre de 2023. «Se impuso, asimismo, un “estado de emergencia nacional” que normativizó, con dispositivos disciplinarios, biopolíticos e incipientemente algorítmicos, “el aislamiento social obligatorio (cuarentena)” (El Peruano, 2020a; Velázquez Castro, 2020). No hubo, por contraste, ninguna medida destinada a modificar el estatuto jurídico de la salud (en Perú) para que pase de ser un servicio social y económico a un derecho esencial libre y gratuito, sino tan solo una serie de disposiciones que tenían como objetivo regularizar la situación pandémica a efectos de no devastar la circulación neoliberal de la economía. Pasada la pandemia, la salud tendría que volver a ser un servicio precariamente brindado por el Estado y a una mercancía de precios exorbitantes vendida por el mercado. Y, por si eso no bastare, en este país». 
  139. Redacción (25 de junio de 2020). «Confiep responde a Vizcarra: Una posible expropiación causa profunda preocupación». RPP Noticias. Consultado el 27 de enero de 2024. 
  140. Díaz Maraví, Saúl Darío (5 de enero de 2022). «Pandemia y disparidades regionales de salud en el Perú: 1997-2020». Socialium 6 (1): e939-e939. ISSN 2706-6053. doi:10.26490/uncp.sl.2022.6.1.939. Consultado el 31 de octubre de 2023. «Todos los autores coinciden que el sistema de Salud en el Perú es ineficiente, caótico, con enormes déficits tanto en infraestructura y personal. La mayor cobertura de salud está concentrada en Lima Metropolitana. (Fernándezet al. 2020). Después de cuarto de siglo de modelo neoliberal las desigualdades regionales persisten y los sistemas de salud no han podido afrontar la pandemia del COVID-19. Por estas disparidades regionales,el Perú es uno de los peores países en gestionar la lucha contra la pandemia. También se evidencia que el modelo neoliberal es incapaz de reducir las disparidades. Más bien las potencia, ya que con la cosmovisión de que el mercado es un buen asignador de recursos se deja que los agentes económicos resuelvan sus problemas de salud y esto trae como consecuencia la fatalidad de las disparidades (Herrera, 2020)». 
  141. Vigo Castilla, 2021, p. 316. «Estos defensores del modelo neoliberal se han visto perjudicados debido a la conducta poco solidaria que han demostrado sus principales miembros, como las AFP, al negarse a reducir las comisiones y seguros que cobran de las pensiones de sus clientes, además de mostrarse en contra de las propuestas del congreso sobre la devolución de una parte de los fondos acumulados para que sus afiliados puedan sortear la crisis económica producto de la pandemia. Asimismo, los bancos por su parte han mostrado una actitud reacia a congelar los créditos en lo que dure el periodo de cuarentena, y que para evitar que la población les genere un mayor rechazo, se han visto obligados a refinanciar las deudas y aplazar los intereses generados hacia cuotas posteriores, si sólo si, el Estado les otorgue un rescate económico suficiente dentro del plan de Reactiva Perú, que financia y apoya también a las empresas en general. Las clínicas por su parte al cobrar tarifas elevadas, los colegios privados al negarse a reducir sus pensiones a pesar de la migración hacia la educación remota, las farmacias al elevar el costo de los medicamentos y evitar ofrecer alternativas genéricas que puedan ayudar a los bolsillos de las familias; son sólo algunos ejemplos de ciertos grupos de poder que intentan evitar que sus capitales excedentes se pongan en riesgo en lo que dura el Estado de Emergencia sanitaria y la paralización de ciertas actividades económicas que los perjudiquen».
  142. Bueno, Diana (1 de mayo de 2020). «Coronavirus: Estudiantes de universidades privadas e institutos exigen la reducción de pensiones». larepublica.pe. Consultado el 30 de octubre de 2023. 
  143. «Advierten que universidades deben sustentar los pagos exigidos a sus estudiantes por educación a distancia». Peru21. 4 de mayo de 2020. Consultado el 30 de octubre de 2023. 
  144. Vigo Castilla, 2021, p. 318. «La mala decisión de aquellos gobiernos de derecha, que durante estos treinta años de libre mercado a ultranza redujeron el gasto social en general, tanto en educación, como en salud, y en programas sociales —que se hayan creado nuevos programas sociales no implica que estos hayan sido entregados de forma adecuada, sino más bien, con insumos y atención precarios— ha generado que las grandes mayorías se vean desprotegidas y vulnerables frente a un Estado que las discrimina, debido a que no los reconoce y ni siquiera los tiene registrados adecuadamente para poder acceder a ofrecerles un apoyo de sobrevivencia temporal; prueba de ello es la ineficiente capacidad del Estado de otorgar los bonos de apoyo económico a las familias vulnerables en situación de pobreza, las cuales tienen que realizar largas colas a riesgo de contagio, para recibir un rescate mensual menor al sueldo mínimo, que no toma en cuenta los gastos en salud y protección que deben hacerse para evitar la propagación del virus».
  145. «Neoliberalismo y socialismo se enfrentan en las urnas en Perú». France 24. 3 de junio de 2021. Consultado el 3 de diciembre de 2023. «El neoliberalismo de Keiko Fujimori o el socialismo de Pedro Castillo: los peruanos deben elegir entre dos propuestas económicas antagónicas en las elecciones presidenciales de este domingo. [...] Maestro de escuela rural, Castillo promueve un activo papel del Estado en la economía, mientras la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori aboga por mantener el actual modelo liberal. [...] [En el caso de] Castillo, [sus] promesas implican un incremento del gasto público, un tabú para los neoliberalistas». 
  146. Cubas, Fiorella (18 de junio de 2021). «Empresarios en pánico». El Foco. Consultado el 27 de julio de 2024. 
  147. «Plan económico de Perú Libre traería resultados más nefastos que primer gobierno de García, según economistas». Gestión. 25 de abril de 2021. Consultado el 3 de diciembre de 2023. «Para el exministro de economía del gobierno de Ollanta Humala, Alonso Segura, la política macroeconómica de Perú Libre tiene matices similares con el del primer gobierno de García, pero es mucho más radical y podría llevar al Perú hacia un cataclismo económico. “El ideario tiene una animadversión hacia la inversión privada. Alan García estatizó la banca, pero Castillo propone estatizar múltiples sectores económicos, sea minería, energía, hidrocarburos, alimentos. Entonces, tienen el mismo concepto estatista, pero el de Perú Libre es más amplio”, sustentó». 
  148. Lust, Jan (20 de abril de 2024). «La lucha de clases en el Perú: El surgimiento y la caída de un presidente de izquierda, 2021-2023». Papel Político 29. ISSN 2145-0617. doi:10.11144/Javeriana.papo29.lcps. Consultado el 25 de mayo de 2024. «Concluimos que Castillo nunca ha sido una amenaza para los intereses económicos del capital. [...] [S]u presidencia no tenía la capacidad para desarrollar e implementar propuestas que perjudicarían los intereses del capital. Sostenemos que Castillo se autosaboteó económica y socialmente». 
  149. Castillo, Alison Serruto; Flores, Víctor Alfonso Rivera; Chalco, Fiorela Luz Sana; Cabrera, Luis Carlo Zanabria (5 de enero de 2022). «Desarrollo económico y social en el Perú en el contexto de la crisis sanitaria del COVID-19 y en el marco del bicentenario de la República». Socialium 6 (1): e1054-e1054. ISSN 2706-6053. doi:10.26490/uncp.sl.2022.6.1.1054. Consultado el 29 de octubre de 2023. «[P]or ello es dable afirmar que tras treinta años de liberalización económica del país, los grandes problemas sociales continúan desarrollándose y agudizándose debido a los problemas y dificultades inherentes de esta pandemia [...]». 
  150. a b c «Perú: ¿oídos sordos a la demanda de una nueva Constitución?». dw.com. 14 de febrero de 2023. Consultado el 6 de junio de 2024.